El Remanente De Israel
Con esta Senal venceras
Xριστου-Christo
CONCLUSION
Ahora HE TERMINADO la tarea que me propuse. Aunque todavía
no se ha llegado a la evidencia completa; pero, para la evidencia
que se ha aducido, pongo por testigo al lector en el sentido
de si he comprobado, o no, cada punto que me he propuesto
demostrar. ¿Hay alguien que haya considerado sinceramente la
225 Ver CLAVIS STOCKI, sub voce “Zebub,” donde se dice que la palabra zebub,
aplicada a la mosca, viene de una raíz arábiga, que significa moverse de un lugar a
otro, como lo hacen las moscas, sin quedarse quietas en ninguna parte. Baalzebub,
por tanto, en este sentido secreto, significa “el Señor inquieto y del movimiento
incesante.”
226 Encuentro que Lactancio llegó a la conclusión de que el siervo esculapiano era el símbolo expreso de Satanás porque, al hacer una descripción de la traída de la serpiente epidauriana a Roma, dice: “Allá [esto es Roma] el Demoniarca [o Príncipe de los Demonios] fue traído en su propia forma, sin disfraz, por aquellos que fueron
enviados para tal asunto y regresaron trayendo con ellos un dragón de tamaño asombroso.”
– (De Origine Erroris, lib. II. cap. 16, p. 108).
227 Los hechos mencionados arriba arrojan una luz muy singular sobre la bien conocida superstición entre nosotros. Todos hemos oído sobre el día de San Swithin, en el cual, si llueve, la creencia común es que lloverá sin interrupción durante seis semanas.Y, ¿qué o quién era San Swithin para que su día estuviera relacionado con cuarenta días de lluvia ininterrumpida?
Es evidente que, en primer lugar, que él no era un santo cristiano, aunque se dice que el arzobispo de Canterbury, en el siglo décimo, fue llamado por su nombre. El santo patrono de los cuarenta días de lluvia era justamente Tamuz u Odín, que era adorado entre nuestros antepasados como la encarnación de Noé, en cuyo tiempo llovió cuarenta días y cuarenta noches sin interrupción.
Entonces, Tamuz y San Swithin deben haber sido una misma cosa. Pero, como en
Egipto, y en Roma, y en Grecia, y casi en todas partes, desde mucho antes de la era cristiana, Tamuz había llegado a ser reconocido como una encarnación del Diablo, no debe sorprendernos encontrar que San Swithin no es otro que San Satanás. Una de las formas comunes del nombre del gran adversario entre los paganos era justamente Sytan o Sythan. Este nombre, aplicado al Maligno se encuentra en lugares tan remotos como Siam. Evidentemente había sido conocido entre los druidas, y esto en relación con el diluvio, porque se dice que fue el hijo de Seithin el que, bajo la influencia de la bebida, dejó entrar el mar hasta sumergir un grande y populoso distrito del país.– (DAVIES, Los Druidas, p. 198). Cuando aceptaron ese nombre,
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Lo Que Usted Debe Saber
prueba presentada, y que dude ahora de que Roma es la Babilonia
apocalíptica? ¿Hay alguien que se aventura a negar que, desde
los cimientos hasta el coronamiento, es esencialmente un sistema
del paganismo? ¿Cuál, entonces, va a ser la conclusión práctica
de todo esto?
1. Con tan abrumadora evidencia de su verdadero carácter, sería
necio – peor aún – sería traicionar la causa de Cristo que
se permaneciera solamente a la defensiva, para discutir con
sus sacerdotes sobre la legitimidad de las órdenes protestantes,
sobre la validez de los sacramentos protestantes, o de la
posibilidad de salvación fuera de su congregación. Si se acepta
ahora que Roma constituye una parte de la Iglesia de Cristo,
¿dónde está el sistema pagano que haya existido siempre, o
que exista actualmente, que no pueda hacer una reclamación
los anglosajones, de la misma manera en que habían cambiado Odín por Wodín, cambiaron naturalmente Sythan por Swithan; y así, en el día de San Swithin y de la superstición con él relacionada, tenemos, a la vez, una prueba notable de la gran
difusión del culto al demonio en el mundo pagano, y del completo conocimiento que
nuestros antepasados paganos tenían del gran acontecimiento bíblico de los cuarenta días de lluvia incesante en el diluvio.
Si alguno piensa que es increíble que Satanás hubiera sido canonizado así por el
papado en las Edades del Obscurantismo, permítame llamarle la atención sobre el
hecho significativo de que, incluso en tiempos relativamente recientes, el Dragón – el
símbolo universalmente reconocido del diablo – ¡era adorado por los romanistas de
Poitiers con el nombre de “el buen San Vermine”! – (Notas de la Sociedad de Anticuarios
de Francia, vol. I. p. 464, apud SALVERTÉ, p. 475).
228 Esto le da un nuevo y más obscuro significado al Tau místico, o señal de la cruz.Al principio, fue el emblema de Tamuz, y al final se convirtió en el emblema de Titán,o del mismo Satanás.
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Acerca de los Misterios. . . y el Culto al Hombre
igual? ¿Con qué razones podrían ser excluidos “de la ciudadanía
de Israel” los adoradores de la Madona original y del
niño en la antigüedad, o señalados como “ajenos a los pactos
de la promesa”? ¿Con qué motivos podrían ser dejados por
fuera de los límites de tan amplia catolicidad los adoradores
actuales de Visnú? Los antiguos babilonios tenían tradiciones
claras y precisas sobre la Trinidad, la encarnación y la
expiación, al igual que los modernos hindúes. Sin embargo,
¿quién se aventuraría a decir que tal reconocimiento nominal
de los artículos fundamentales de la revelación divina, pudiera
exonerar del sello del más mortal y deshonroso paganismo
para Dios el carácter de uno o del otro sistema? Pues es lo
mismo con respecto a Roma. Es cierto que ella acepta nominalmente
los términos y los nombres cristianos, pero todo lo
que es aparentemente cristiano en su sistema, está más que
neutralizado por el paganismo maligno que lleva dentro.
Concedamos que se puede probar que el pan que el papado
da a sus seguidores ha sido hecho originalmente con el trigo
más fino; pero, ¿qué sucederá después si cada partícula de
ese pan se mezcla con ácido prúsico o estricnina? ¿Podrá la
excelencia del pan vencer lo tóxico del veneno? ¿Podrá haber
algo que no sea la muerte espiritual y la muerte eterna
para aquellos que sigan alimentándose con el alimento envenenado
que se les ofrece? Ciertamente, ésta es la cuestión, y
debemos enfrentarla imparcialmente. ¿Puede haber salvación
en una congregación en la cual se declara como principio
fundamental que la Madona “es nuestra más grande esperanza;
sí, la UNICA RAZON DE NUESTRA ESPERANZA”?229
Ha llegado el momento en que la caridad para con el alma de
los hombres que sucumben engañados por un sacerdocio pagano
que abusa del nombre de Cristo, hace necesario que la
verdad en este asunto sea proclamada clara, recia y resueltamente.
La bestia y la imagen de la bestia están por igual ante
los ojos de la cristiandad; y la tremenda amenaza de la Palabra
divina con respecto al culto de ellas tiene plena aplicación
ahora (Apocalipsis 14:9,10): “Y el tercer ángel los siguió,
diciendo en voz alta: Si alguno adora a la bestia y a su imagen,
y toma la señal en su frente, o en su mano, éste también
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Lo Que Usted Debe Saber
beberá del vino de la ira de Dios, el cual está echado puro en
el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante
de los santos ángeles y delante del Cordero.” Estas palabras
son palabras de tremenda significación; y, ¡ay del hombre
que se encuentre al final bajo la culpa que ellas encierran!
Estas palabras, como ya ha sido admitido por Elliot, contienen
una “profecía cronológica,” una profecía que no se refiere
a las Edades del Obscurantismo, sino a una época no muy
distante de la consumación, cuando el Evangelio sea difundido
ampliamente, y cuando la luz resplandeciente sea arrojada
sobre el carácter y la predestinación de la Iglesia apóstata de
Roma (versículos 6 a 8). Estas palabras vienen, en la cronología
divina de los acontecimientos, inmediatamente después de
que un ángel haya proclamado: “YA ES CAIDA BABILONIA.”
Hemos oído, como si hubiera sido con nuestros propios oídos,
esta profética “Caída de Babilonia,” anunciada desde los
altos lugares de Roma misma, cuando las siete colinas de la
“ciudad eterna” retumben con los cañonazos que proclaman,
no solamente a los ciudadanos de la República romana, sino
al mundo entero, que el “PAPADO HA CAIDO, de facto y de
jure, del trono temporal del Estado romano.”230 Es en el orden
de la profecía cuando, después de la caída de Babilonia,
viene esta terrible amenaza. ¿Puede haber duda, entonces, de
que esta amenaza se cumplirá especial y particularmente en
esta misma época? Nunca, hasta ahora, se reveló la verdadera
naturaleza del papado; nunca, hasta ahora, se había ensalzado
la Imagen de la bestia. Hasta cuando se erigió la Imagen
de la bestia, hasta cuando se promulgó el decreto blasfemo
de la Inmaculada Concepción, no había tenido lugar tal
apostasía, ni siquiera en Roma; no había existido tal culpa,
como ésta que ahora se encuentra en las puertas de la gran
Babilonia. Este, entonces, es un asunto de trascendental importancia
para todos los que se encuentran en el reino de la
Iglesia de Roma, para todos los que también estén mirando,
como muchos lo están haciendo ahora, hacia la Ciudad de las
Siete Colinas. Si alguien puede probar que el Papa no asume
229 El lenguaje usado por el fallecido papa Gregorio, confirmado substancialmente
por el actual Pontífice.
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Acerca de los Misterios. . . y el Culto al Hombre
todas las prerrogativas y lleva, substancialmente, todos los
títulos blasfemos de esa bestia babilónica que “tiene la herida
de cuchillo, y vivió,” y si pueden demostrar que la Madona,
que tan recientemente ha sido ensalzada por consentimiento
unánime, no es en todos los conceptos la misma “Imagen”
caldea de la bestia, entonces puede permitirse, ciertamente,
despreciar la advertencia contenida en las palabras mencionadas.
Pero si no puede probarse ni lo uno ni lo otro (y reto a
que se haga el más estricto escudriñamiento con respecto a
ambos), entonces, todos los que están en el seno del papado
pueden temblar con razón ante tal amenaza. Entonces, como
nunca antes, que la voz divina, esa voz resonante del más tierno
amor, sea escuchada, desde el Trono eterno, por todos los adeptos
de la mística Babilonia: “Salid de ella, pueblo mío, para que
no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de sus
plagas.”
2. Pero si es tan grande la culpa de aquellos que se adhieren a la
Iglesia romana, y el riesgo que corren creyendo que es la única
Iglesia donde puede encontrarse la salvación, ¿cuál debe
ser la culpa de aquellos que, con una profesión de fe protestante,
defienden, sin embargo, a la sentenciada Babilonia? La
Constitución de nuestra tierra exige que la Reina jure, antes
de que pueda ponerse la corona sobre su cabeza, antes de que
pueda sentarse en el trono, que “ella cree” que las doctrinas
fundamentales de Roma son “idólatras.” De igual modo,
todas las iglesias de Gran Bretaña, las subsidiadas y las no
subsidiadas, declaran unánimemente lo mismo. Todas ellas
proclaman que el sistema de Roma es un sistema de blasfema
idolatría..... Y, sin embargo, los miembros de estas iglesias
pueden subsidiar con dinero protestante las escuelas, las universidades,
las capellanías de ese sistema idólatra, y apoyarlas.
Entonces, si la culpa de los romanistas es grande, la culpa
de los protestantes que apoyan tal sistema debe ser diez
230 El Apocalipsis anuncia dos caídas de Babilonia. La caída que se menciona arriba es evidentemente sólo la primera. La profecía supone claramente que, después de la primera caída se llega a una altura más grande que antes; y, por tanto, la necesidad de la advertencia.
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Lo Que Usted Debe Saber
veces mayor. La culpa se ha estado acumulando grandemente
durante los últimos tres o cuatro años. Mientras que el rey de
Italia, en los mismos estados de la Iglesia, que hasta no hace mucho
tiempo eran los propios dominios del Papa, ha estado suprimiendo
los monasterios (en el término de dos años fueron suprimidos
no menos de cincuenta y cuatro, y confiscadas sus propiedades),
el gobierno británico ha estado actuando políticamente a
la inversa, al permitir no sólo la creación de monasterios, que
están prohibidos por la ley del Estado, sino subsidiando tales fundaciones
ilegales con el nombre de reformatorios. Sólo hace poco
que se dijo, con autorización del Directorio Católico, que en el
espacio de tres años, se agregaron cincuenta y dos nuevos conventos
al sistema monástico de Gran Bretaña,231 casi el mismo
número de los confiscados por los italianos; y, sin embargo, los
cristianos y las iglesias cristianas miran esto con indiferencia. Si
alguna vez hubo una excusa para pensar con ligereza en la culpa
contraída por nuestro apoyo nacional a la idolatría, esa excusa ya
no servirá. En la India, El Dios de la Providencia ha estado demostrando
que El es el Dios del Apocalipsis. El ha estado probándole
a un mundo aterrado por acontecimientos que hacen zumbar
todos los oídos, que toda palabra de ira, escrita tres mil años
antes contra la idolatría, tiene hoy tanta fuerza como cuando El
devastó a Israel, el pueblo del pacto, por sus ídolos, y lo entregó
en las manos de sus enemigos. Si los hombres empiezan a ver
que es peligroso para los cristianos confesos apoyar la idolatría
pagana de la India, tendrán que ser verdaderamente ciegos si no
ven también que tiene que ser igualmente peligroso apoyar la idolatría
pagana de Roma. ¿En qué difiere el paganismo de Roma
del paganismo hindú? Sólo en esto, en que el paganismo romano
es el más completo, el más acabado, el más peligroso, el más
insidioso de los dos.
Temo que después de todo lo que se ha dicho, no pocos sentirán
repugnancia por la predicha estimación con respecto al papado
y a su no disimulado paganismo. Por tanto, permítanme reforzar
mi opinión con los testimonios de dos distinguidos escritores,
bien calificados para pronunciarse sobre este asunto. Ellos
demostrarán, por lo menos, que yo no soy el único en ver las
431
Acerca de los Misterios. . . y el Culto al Hombre
cosas como lo he hecho. Los escritores a quienes me refiero son
Sir George Sinclair de Ulbster, y el Dr. Bonar de Kelso. Pocos
hombres han estudiado el sistema de Roma más concienzudamente
que Sir George, y en sus Cartas a los Protestantes de
Escocia, él ha aportado toda la fecundidad de su genio, la curiosa
felicitas de su estilo, y el acopio de su mente altamente cultivada,
para aplicarse a la elucidación de su tema. El testimonio
de Sir George es éste: “El romanismo es un refinado sistema de
paganismo cristianizado, y difiere principalmente de su prototipo
en que es más traicionero, más cruel, más peligroso, más
intolerante.”232 La juiciosa opinión del Dr. Bonar es la misma, y
eso, expresada particularmente, además, en vista de la masacre de
Cownpore: “Estamos haciendo en casa por el papado,” dice él, “lo
que hemos hecho por las idolatrías en el extranjero; y, al final, los
resultados serán los mismos; y, aún más, peores; porque la crueldad
papista y su sed por la sangre de los inocentes, han sido las más
salvajes e inmisericordes que la tierra haya visto. Cawnpore, Delhí y
Bareli son sólo poca cosa en comparación con las brutalidades
demoníacas perpetradas por la Inquisición y por los ejércitos del
fanatismo papista.”233 Estas son palabras de verdad y de cordura,
que ningún hombre familiarizado con la historia de la Europa moderna
puede refutar. Existe un gran peligro al no hacer caso de ellas en
este momento. Sería un error fatal que así ocurriera. Que no se
pase por alto el hecho grave de que, mientras la historia apocalíptica
– en ese anuncio divino – marcha hacia la consumación de todas las
cosas, todos los demás paganismos del mundo son, hasta cierto punto,
opacados por el paganismo de la Roma papal. Es contra la Babilonia
que se asienta en las siete colinas, contra la que son advertidos los
santos; es por adorar predominantemente la bestia y su imagen que
“las copas de la ira de Dios, que vive para siempre jamás,” están
destinadas a ser derramadas sobre las naciones. Si se ha oído la voz
de Dios en las últimas calamidades de la India, el protestantismo de
Gran Bretaña se levantará para acabar de una vez para siempre con
todo apoyo nacional, tanto de la idolatría del Indostán, como de la
todavía más nociva idolatría de Roma. Entonces habrá, ciertamente,
un prolongamiento de nuestra tranquilidad; entonces, habrá espe-
231 Citado en el Contratante Irlandés, febrero, 1862, p. 52.
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Lo Que Usted Debe Saber
ranza de que Gran Bretaña sea exaltada, y de que su poder descanse
sobre un cimiento firme y estable. Pero si no “escuchamos la voz,
si no aceptamos la corrección, si nos negamos a regresar,” si persistimos
en sostener a cargo de la nación una “imagen del celo, la que
provoca a celos;” entonces, después de los repetidos golpes, siempre
en AUMENTO, que la justicia de Dios ha descargado sobre
nosotros, tenemos toda la razón para temer que las calamidades que
han caído tan duramente sobre nuestros conciudadanos de la India,
puedan caer todavía más duramente sobre nosotros, en casa, dentro
de nuestros propios límites; porque fue en el momento en que “la
imagen del celo” fue erigida en Jerusalén por los ancianos de Judá,
cuando dijo el Señor: “Pues también yo haré en mi furor; no perdonará
mi ojo, ni tendré misericordia, y gritarán a mis oídos con gran
voz, y no los oiré.” Aquel que liberó a los cipayos, cuyos sentimientos
idólatras y sus inclinaciones antisociales habíamos alcahueteado
tanto, para castigarnos por el homenaje culpable que habíamos tributado
a su idolatría, puede también dejar libres, simple y fácilmente,
los poderes papales de Europa, para vengarse de nosotros por
nuestro criminal servilismo para con el papado.
3. Pero, además, si las opiniones expuestas en esta obra son correctas,
es tiempo de que la Iglesia de Dios se levante. ¿Todavía
va a darse muerte a los testigos, y sólo en el último año
o en los dos últimos años se ha erigido la Imagen de la Bestia,
a cuya instigación va a llevarse a cabo la obra sangrienta?
¿Es éste, entonces, el momento para la indiferencia, para la
pereza, para la tibieza religiosa? Pero, ¡ay, cuán pocos son
los que están alzando su voz como una trompeta, los que están
haciendo sonar la alarma en el monte santo de Dios, los
que se están moviendo según la magnitud de la emergencia,
con el fin de poner en orden de batalla los ejércitos del Señor
para el conflicto venidero! Durante años, los emisarios de
Roma han estado trabajando incesantemente noche y día, en
el momento oportuno, o no, en todas las formas concebibles,
para promover la causa de su Amo, y han tenido éxito consi-
232 Primera Serie, p. 121.
233 El Mensajero Británico, diciembre, 1857.
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Acerca de los Misterios. . . y el Culto al Hombre
derable. Pero los hijos de la luz “se han dejado adormecer en una
fatal seguridad; se han dormido tan profundamente, como si Roma
hubiera desaparecido de la faz de la tierra, como si el mismo
Satanás hubiera sido arrojado al abismo sin fondo, y hubiera sido
encerrado, y el abismo hubiera cerrado su boca sobre él, para
mantenerlo atado durante mil años. ¿Hasta cuándo seguirá este
estado de cosas? ¡Oh, Iglesia de Dios, despierta, despierta! Abre
tus ojos, y mira si en el horizonte no hay nubes obscuras y bajas,
que indiquen la proximidad de la tempestad. Indaguen las Escrituras,
compárenlas con los hechos de la historia, y digan si hay o
no hay razón, después de todo, para sospechar que hay perspectivas
más duras ante los santos de las que muchos parecen estar
enterados. Si acontece que las perspectivas descubiertas en estas
páginas son bíblicas y bien fundamentadas, son dignas, por lo
menos, de ser consideradas como materia de diligente y piadosa
indagación. Nunca puede propender al bien dejarse dominar
por un sentimiento de seguridad temerario y engañoso, cuando si
ellas son ciertas, la única seguridad es procurarse un conocimiento
oportuno del peligro y una preparación conveniente, con toda
diligencia, con todo celo, con toda la espiritualidad de la mente,
para encontrarlas. Suponiendo que estos peligros están cerca, y
que Dios en Su Palabra profética los ha revelado, Su bondad es
manifiesta, pues El ha hecho que conozcamos el peligro para que,
estando avisados, podamos estar prevenidos; para que, conociendo
nuestra propia debilidad, podamos arrojarnos en Su gracia
todopoderosa; para que el gozo del Señor sea nuestra fortaleza;
para que podamos ser irreprochables y para que nos decidamos
por el Señor y sólo por el Señor, y podamos trabajar,
cada uno en su propia esfera, con redoblada energía y diligencia
en la viña del Señor, y salvar a todas las almas que podamos,
mientras haya oportunidad todavía, y no haya llegado la obscura
noche profetizada, en la que ningún hombre puede trabajar. Aunque
haya obscuras perspectivas delante de nosotros, no hay lugar
para el desaliento, ni motivo para que alguien diga que, con
tales perspectivas, el esfuerzo es inútil. El Señor puede bendecir y
prosperar para Su propia gloria, los esfuerzos de aquellos que se
empeñen en librar Sus batallas en las circunstancias más desesperadas;
y, al mismo tiempo, cuando el enemigo se precipita como
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Lo Que Usted Debe Saber
una avalancha, El puede, por Su Espíritu, levantar contra él un
estandarte. Más todavía, no sólo esto es posible, sino que hay
razón para creer, por la palabra profética, que así será realmente;
que el último “triunfo” del Hombre de Pecado no se logrará sin
que primero haya una gloriosa lucha por parte de aquellos que
son leales de corazón al Rey de Sion. Pero si deseamos realmente
hacer algo efectivo en esta lucha, es indispensable que conozcamos,
y tengamos permanentemente ante nuestros ojos el carácter
estupendo de ese Misterio de Iniquidad incorporado en el
papado, para que luchemos contra él. El papado alardea de ser
la “religión antigua;” y, en verdad, por lo que hemos visto, parece
que es verdaderamente antigua. Su linaje puede rastrearse más
allá de la era cristiana, hace más de 4000 años, cerca de la época
del diluvio y a la edificación de la Torre de Babel. Durante todo
este tiempo, sus elementos esenciales han sido casi los mismos, y
tienen una particular adaptación a la corrupción de la naturaleza
humana. Parece que muchos creen que el papado es un sistema
para ser meramente escarnecido y para mofarse de él; pero el
Espíritu de Dios lo caracteriza de una manera bastante diferente.
Toda afirmación de las Escrituras demuestra que se le describe
verdaderamente cuando se le caracteriza como “la obra maestra
de Satanás,” por la perfección de su política para alucinar y para
engañar al mundo. No es el arte de gobernar de los políticos, ni
la sabiduría de los filósofos, ni los recursos humanos de la ciencia
los que pueden hacer frente a la astucia y a las argucias del papado.
Satanás, que lo inspira, ha triunfado sobre todos ellos una y
otra vez. Si las mismas naciones en las cuales el culto de la Reina
del Cielo, con todo su séquito de abominaciones, ha prosperado
más en todas las épocas, han sido precisamente las más civilizadas,
las más cultas, las más notables por las artes y las ciencias.
Babilonia, donde ese culto tuvo su origen, fue la cuna de la astronomía.
Egipto, que lo alimentó en su seno, fue la madre de todas
las artes; las ciudades griegas de Asia Menor, donde él encontró
refugio cuando fue expulsado de Caldea, eran famosas por sus
poetas y filósofos, entre los que se contaba el mismo Homero; y
las naciones del continente europeo, donde la literatura se ha cultivado
desde hace mucho tiempo, se han postrado ahora ante él.
La fuerza física se emplea ahora en su nombre; pero surge la
435
Acerca de los Misterios. . . y el Culto al Hombre
pregunta: ¿Cómo ocurrió que este sistema, entre todos los demás,
pudiera prevalecer tanto como para mantener tal fuerza
física para hacer obedecer sus mandatos? No se puede dar otra
respuesta sino ésta: que Satanás, el dios de este mundo, ejerce su
más grande poder en su favor. La fuerza física no ha estado
siempre del lado del culto caldeo de la Reina del Cielo. Muchas
veces el poder ha estado en su contra; pero, hasta ahora, ha superado
todos los obstáculos, ha vencido todas las dificultades.
Ciro, Jerjes, y muchos otros de los reyes medo-persas, desterraron
a sus sacerdotes de Babilonia, y se empeñaron por sacarlos
de su imperio; pero entonces encontraron refugio seguro en
Pérgamo, y la “sede de Satanás” se estableció allí. La gloria de
Pérgamo y de las ciudades de Asia Menor desapareció, pero el
culto de la Reina del Cielo no decayó. Tomó un alto vuelo, y se
sentó en el trono de la Roma imperial. Ese trono fue destruido.
Los godos arios llegaron y quemaron con furia a los adoradores
de la Reina Virgen; pero ese culto todavía salió a flote sobre todos
los intentos por abatirlo, y los mismos godos arios se postraron
pronto a los pies de la diosa de Babilonia, sentada en gloria
en las siete colinas de Roma. En tiempos más modernos, los poderes
temporales de los reinos de Europa han expulsado de sus
dominios a los jesuitas, los principales promotores de este culto
idólatra. Francia, España, Portugal, Nápoles, Roma misma, todas
han tomado las mismas medidas, y sin embargo, ¿qué vemos
actualmente? El mismo jesuitismo, y el culto de la Virgen exaltados
sobre casi todos los tronos del Continente. Cuando consideramos
atentamente la historia de los últimos 4000 años, cuánta
significación tienen las inspiradas palabras de que cuando “se
manifieste el Hombre de Pecado” será con poder “por obra de
Satanás.” Ahora, ¿es éste el sistema que, año tras año, se ha ido
haciendo poderoso en nuestro propio país? Y, ¿se han imaginado
por un momento que los protestantes tibios, contemporizadores
e indiferentes puedan oponerse de alguna forma contra
tal sistema? No; ha llegado el momento en que la proclama de
Gedeón debe hacerse en todo el campamento del Señor: “Quien
tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de
Galaad.” De los mártires antiguos se dice que “ellos vencieron
por causa de la sangre del Cordero, y por la palabra de su testi436
Lo Que Usted Debe Saber
monio, y que no amaron sus vidas hasta la muerte.” La misma
autonegación, el mismo espíritu resuelto se necesitan ahora, tanto
como siempre lo han sido. ¿No habrá nadie que esté preparado
para ponerse de pie, y que esté investido del mismo espíritu para
el gran conflicto que debe venir, antes de que Satanás sea atado y
arrojado a su prisión? ¿Puede alguien creer que tal acontecimiento
pueda tener lugar sin una lucha tremenda; que “el dios de
este mundo” consentirá en entregar tranquilamente el poder que
ha esgrimido durante miles de años, sin provocar toda su ira, sin
que emplee todo su poder y habilidad para impedir una catástrofe
semejante? Entonces, ¿quiénes están del lado del Señor? Si
son aquellos que, en los últimos años, han sido revividos y animados
– despertados no por mero estímulo humano, sino por la
gracia todopoderosa del Espíritu de Dios, ¿cuál es el deseable
propósito de esto? ¿Es meramente el de que ellos puedan librarse
de la ira que está por venir? No; es el de que, celosos de la
gloria de su Señor, puedan conducirse como verdaderos testigos,
luchando denodadamente por la fe dada una vez a los santos, y
por mantener el honor de Cristo en contra de aquel que usurpa
blasfemamente Sus prerrogativas. Si los siervos del Anticristo
son fieles a su amo, e incansables en la promoción de su causa,
¿se dirá que los siervos de Cristo son menos fieles que los suyos?
Aunque nadie más los incitara, seguramente que el llamamiento
para los corazones generosos del joven y creciente ministerio de
Cristo, con la bondad de su juventud y su amor a la causa, no
será hecho en vano, cuando él se haga en nombre de Aquel que
ama sus almas, para que, en esta gran crisis de la Iglesia y del
mundo, ellos “vengan en ayuda del Señor – en ayuda del Señor
contra el poderoso,” que hagan lo que les corresponde para darle
fuerza a las manos y ánimos al corazón de aquellos que están
buscando detener la marea de la apostasía, para que se opongan
a los esfuerzos del hombre que está trabajando con tanto celo y
con tan apasionado patrocinio por parte de “los poderes que sean,”
para poner de nuevo esta tierra bajo el poder del Hombre de
Pecado. Para tomar parte en esto, para sostenerlo firme y
perseverantemente entre tanta tibieza creciente, es indispensable
que los siervos de Cristo endurezcan sus rostros como el pedernal.
Pero si tienen la gracia para hacerlo así, no lo harán sin una
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Acerca de los Misterios. . . y el Culto al Hombre
rica recompensa al final; y, a la vez, tendrán la firme y fiel promesa
de que “como son sus días, así será su fortaleza.” Para todos los
que deseen verdaderamente cumplir su parte como buenos soldados
de Jesús, el Cristo, hay el más poderoso y rico estímulo.
Con la sangre de Cristo en la conciencia, con el Espíritu de Cristo
calentando el corazón y obrando en él, con el nombre de nuestro
Padre en nuestra frente y en nuestra vida, así como en nuestros
labios, dando “testimonio” con firmeza para Dios, estaremos preparados
para cualquier evento. Pero no es la gracia común la
que obrará para tiempos excepcionales. Si en verdad hay tales
expectativas ante nosotros, como he tratado de probar que las
hay, entonces debemos vivir, y sentir, y actuar como si oyéramos
resonar todos los días, en nuestros oídos, las palabras del
Gran Capitán de nuestra Salvación: “Al que venciere, yo le
daré que se siente conmigo en Mi trono; así como yo he vencido,
y me he sentado con mi Padre en Su trono. Sé fiel hasta
la muerte, y yo te daré la corona de la vida.”
Por último, apelo a todos los que lean este libro, para que vean si
él no contiene un argumento sobre la inspiración de las Escrituras,
así como una exposición de las imposturas de Roma. Con
seguridad, si algo se probó más que otra cosa en las páginas
anteriores, es esto: que la Biblia no es una fábula astutamente
inventada, sino que los hombres santos de Dios hablaron y escribieron
antiguamente tal cómo fueron movidos a hacerlo por
el Espíritu Santo. ¿Qué puede explicar la maravillosa unidad de
todos los sistemas idólatras del mundo, como no sea que los
hechos narrados en los primeros capítulos del Génesis fueron
memorias reales, en las cuales, así como toda la humanidad estaba
involucrada, asimismo toda la humanidad ha conservado
en sus diversos sistemas, distinta e innegable memoria de ellos,
aunque los que los habían conservado, hace mucho tiempo que
perdieron la verdadera clave de su significado? También, ¿qué
otra cosa sino la Omnisciencia podía haber previsto que un sistema
tal como el del papado pudiera, alguna vez, entrar en la
Iglesia cristiana, y que se practicara y prosperara como él lo ha
hecho? ¿Cómo pudo haber entrado alguna vez en el corazón de
Juan, el solitario desterrado de Patmos, para que imaginara que
438
Lo Que Usted Debe Saber
algunos de los discípulos declarados de ese Salvador a quien él
amó, y que dijo: “Mi reino no es de este mundo,” reunieran y
sistematizaran toda la idolatría, y la superstición, y la inmoralidad
de la Babilonia de Belsasar, introduciéndolas en el seno de
la Iglesia, y con la ayuda de ellos, se sentaran en el trono de los
césares, y allí, como los sumos sacerdotes de la Reina del Cielo,
y siendo dioses sobre la tierra, gobernaran durante 1200 años las
naciones con vara de hierro? La previsión humana nunca hubiera
podido hacer esto, pero el desterrado de Patmos logró ver
en visión todo esto. Su pluma, entonces, tuvo que haber sido
guiada por Aquel que ve el fin desde el principio, y que nombró
las cosas que no eran, como si lo fueran. Y si la sabiduría de
Dios resplandece ahora tan brillantemente en la expresión divina:
“Babilonia la Grande,” en la cual se ha condensado tal inmensidad
de significado, ¿no debería eso llevarnos a reverenciar
más y a adorar más la misma sabiduría que está estampada
en cada página de la Palabra inspirada? ¿No debería llevarnos a
decir con el Salmista: “Por eso estimé rectos todos tus mandamientos
sobre todas las cosas”? Los mandamientos de Dios para
nuestra mente corrupta y perversa, puede parecer, algunas veces,
duros. Ellos pueden exigirnos que hagamos aquello que
resulta penoso, pueden exigirnos que abandonemos lo que es
placentero para la carne y para la sangre. Pero bien sea que
sepamos, o no, la razón de estos mandamientos, si sólo sabemos
que ellos proceden de “el único Dios sabio, nuestro Salvador,”
podemos estar seguros de que, al guardarlos, hay gran recompensa;
podemos ir a ciegas donde la Palabra de Dios pueda llevarnos,
y descansar en la firme convicción de que, haciéndolo
así, estamos siguiendo el propio camino de la seguridad y de la
paz. La sabiduría humana es, a lo mejor, sólo un guía ciego; la
política humana es un meteoro que deslumbra y descarría; y los
que la siguen andan en tinieblas, y no saben a dónde van; pero el
“que anda en integridad,” el que anda por el precepto de la Palabra
infalible de Dios, siempre encontrará que “anda en seguridad,”
y que para cualquier trabajo que tenga que realizar, para
cualquier peligro que tenga que enfrentar, “gran paz tengan todos
los que amen la ley de Dios, y nada los ofenda.”
439
Acerca de los Misterios. . . y el Culto al Hombre
11 Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco; y
el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero,
el cual con justicia juzga y pelea.
12 Y sus ojos eran como llama de fuego, y había en su
cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que
ninguno ha conocido sino él mismo;
13 y estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su
nombre es llamado LA PALABRA DE DIOS.
14 Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en
caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y
limpio.
15 Y de su boca sale una espada aguda, para herir con
ella los gentiles; y él los regirá con vara de hierro; y él
pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.
16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este
nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
17 Y vi un ángel que estaba dentro del sol, y clamó con
gran voz, diciendo a todas las aves que volaban por
medio del cielo: Venid, y congregaos a la cena del gran
Dios,
18 para que comáis carnes de reyes, y de capitanes, y
carnes de fuertes, y carnes de caballos, y de los que
están sentados sobre ellos; y carnes de todos libres y
siervos, de pequeños y de grandes.
19 Y vi la bestia, y los reyes de la tierra y sus ejércitos,
congregados para hacer guerra contra el que estaba sentado
sobre el caballo, y contra su ejército.
20 Y la bestia fue presa, y con ella el falso Profeta que
había hecho las señales delante de ella, con las cuales
había engañado a los que tomaron la señal de la bestia,
y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados
vivos dentro de un lago de fuego ardiendo en azufre.
21 Y los otros fueron muertos con la espada que salía
de la boca del que estaba sentado sobre el caballo; y
todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.
1 Y vi un ángel descender del cielo, que tenía la llave del
440
Lo Que Usted Debe Saber
abismo, y una gran cadena en su mano.
2 Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que
es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años;
3 y lo envió al abismo, y lo encerró, y selló sobre él,
para que no engañe más a los gentiles, hasta que mil
años sean cumplidos; y después de esto es necesario
que sea desatado un poco de tiempo.
4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado
juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio
de Jesús, y por la palabra de Dios, que no adoraron
la bestia, ni a su imagen, y que no recibieron su señal
en sus frentes, ni en sus manos, y vivirán y reinarán
con el Cristo mil años.
5 Mas los otros muertos no tornaron a vivir hasta que
sean cumplidos mil años. Esta es la primera resurrección.
6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera
resurrección; la segunda muerte no tiene potestad
en éstos; antes serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y
reinarán con él mil años. (Apocalipsis 19:11-20:6).
441
Acerca de los Misterios. . . y el Culto al Hombre
442
Lo Que Usted Debe Saber
Y al que puede confirmaros según mi
Evangelio y la predicación de Jesús, el
Cristo, según la revelación del misterio
encubierto desde tiempos eternos, pero
manifestado ahora, y por las Escrituras
de los profetas, por el mandamiento del
Dios eterno, declarado a todos los gentiles,
para que obedezcan por la fe; al solo Dios
sabio, sea gloria por Jesús, el Cristo, para
siempre. Amén.
(Pablo a los Romanos 16:25-27).
443
APENDICE
NOTA A
La Mujer con la Copa de Oro
En Pausanias encontramos la descripción de una diosa representada en la
misma actitud de la “Mujer” apocalíptica. “Pero de esta piedra [mármol de
Paros] Fidias,” dice él, “hizo una estatua de Némesis, y en la cabeza de la
diosa hay una corona no muy grande adornada con ciervos e imágenes de la
victoria. Sostiene también en la mano izquierda una rama de fresno, y en la
derecha UNA COPA, en la cual están esculpidos unos etíopes.”–
(PAUSANIAS, lib. I., Atica, cap. 33, p. 81). Pausanias se declara incapaz de
dar alguna razón de por qué estaban esculpidos “unos etíopes” en la copa;
pero el significado de los etíopes y de los ciervos será evidente para todo el
que lea lo que se dice en la Subsección III del Capítulo Segundo de este libro.
Por las afirmaciones hechas en el mismo capítulo encontramos que, aunque
Némesis se representaba comúnmente como la diosa de la venganza, debe
haber sido conocida, sin embargo, con un carácter bastante diferente. Así,
Pausanias prosigue comentando sobre la estatua: “Pero tampoco tiene esta
estatua las alas de la diosa. Sin embargo, me di cuenta después de que entre
los esmirneanos, que tienen la imagen más santa de Némesis, estas estatuas
tenían alas. Porque puede suponerse que en esta descripción se la han puesto
alas a Némesis, así como al amor, es decir, a Cupido (Ibid.), pues esta diosa
tiene que ver principalmente con los amantes.” Ponerle alas a Némesis, la
diosa “que tiene que ver principalmente con los amantes,” porque Cupido, el
dios del amor, las tiene, quiere decir que, en opinión de Pausanias, ella es el
duplicado de Cupido, o la diosa del amor, es decir, Venus. Al paso que esta
es la deducción que se saca naturalmente de las palabras de Pausanias, la
encontramos confirmada por una expresión de Focio al referirse a la estatua
de la Némesis ramnusiana: “Al principio, se le erigía en la forma de Venus y,
por tanto, también llevaba la rama de manzano.” – (FOCIO, Léxico, part. II.
p. 482). Aunque una diosa del amor y una diosa de la venganza puedan
parecer muy distanciadas una de la otra en sus características, no es difícil
ver, sin embargo, como puede haber ocurrido esto. La diosa que se les revelaba
de la manera más seductora a los iniciados en los Misterios, también se
sabía que era la más despiadada e implacable para tomar venganza sobre los
que divulgaban estos Misterios, pues a los que fueran descubiertos, se les
daba muerte sin piedad. – (POTTER, Antigüedades, vol I., “Eleusinia,” p.
354). Así, entonces, la diosa que tenía la copa era, al mismo tiempo, Venus, la
diosa del libertinaje, y Némesis, la severa y despiadada para con todos los
que se rebelaban en contra su autoridad. ¡Qué notable símbolo de la mujer el
que vio Juan, descrita en un aspecto como la “Madre de las rameras,” y en
otro, como “ebria de la sangre de los santos.”!
444
NOTA B
La Cronología Hebrea
El Dr. Hales ha intentado substituir la extensa cronología de la Versión de los
Setenta (que es más larga) por la cronología hebrea. Sin embargo, esto implica
que la iglesia hebrea, como cuerpo, no fue fiel a la confianza depositada en
ella con respecto a la guarda de las Escrituras, lo que parece claramente contrario
al testimonio de nuestro Señor en lo que atañe a tales Escrituras (Juan
5:39 ; 10:35), e igualmente lo dicho por Pablo (Romanos 3:2), donde no hay
la menor insinuación de infidelidad. Entonces, podemos encontrar una razón
que pudo inducir a los traductores de la Versión de los Setenta en Alejandría
para prolongar la época de la historia antigua del mundo; pero no podemos
encontrar una razón para inducir a los judíos de Palestina a acortarla. Los
egipcios tenían prolongadas y fabulosos edades en su historia, y los judíos
que vivían en Egipto pudieron desear que su historia sagrada se prolongara
tanto como fuera posible; pero la adición de un sólo siglo en cada caso, como
sucede en la Versión de los Setenta con la edad de los patriarcas, aparece
prodigiosamente como una falsificación intencional, puesto que no podemos
imaginar la razón por la cual los judíos palestinos harían cualquier cambio
con respecto a este asunto. Es bien sabido que la Versión de los Setenta
contiene interpolaciones y errores crasos.
Bunsen tira por la borda toda la cronología bíblica, cualquiera que ella sea,
hebrea, samaritana, o griega, y defiende las insostenibles dinastías de Maneto,
como si ellas fueran suficientes para pasar por encima de la palabra divina,
como si se tratara de una cuestión de hechos históricos. Pero si las Escrituras
no son históricamente ciertas, no podemos tener seguridad absoluta de su
verdad. Es digno de observar que aunque Heródoto da testimonio del hecho
de que en una época hubo no menos de doce reyes contemporáneos en Egipto,
Maneto, como lo observa Wilkinson (vol. I. p. 148), no hizo alusión a
esto, pero ha hecho que se sucedan todas sus dinastías tinita, menfita, y
diospolitana, ¡además de una larga etcétera de otras más!
El tiempo que duran las dinastías de Meneto, empieza con Menes, el primer
rey de ellas, y es, de por sí, un período larguísimo que sobrepasa toda credibilidad
racional. Pero Bunsen, no contento con esto, expresa su pleno convencimiento
de que ha habido largas sucesiones de monarcas poderosos en el
alto y en el bajo Egipto, “durante un período de dos a cuatro mil años” (vol. I.
p. 72), aun antes del reinado de Menes. Para llegar a tal conclusión, se basa
claramente en la suposición de que el nombre de Mizraim, que es el nombre
bíblico de la tierra de Egipto, se deriva evidentemente del nombre del hijo de
Cam, y nieto de Noé, el cual, después de todo, no es nombre de persona, sino
el nombre del reino unido, integrado durante el reinado de Menes, por los
“dos Misr,” “el alto y el bajo Egipto” (Ibid. p. 73), que habían existido antes
como reinos separados, con el nombre de Misrim la cual, según él, es una
palabra en plural. Esta derivación del nombre de Mizraim, o Misrim, como
palabra plural, deja infaliblemente la impresión de que Mizraim, el hijo de
445
Cam, debe ser solamente un personaje mítico. Pero no hay razón verdadera
para creer que Mizraim sea una palabra plural, o que llegara a ser el nombre
de “la tierra de Cam,” por ninguna otra razón que por la de que esa tierra fue
también la tierra del hijo de Cam. Mizraim, sin los puntos, como se dice en el
hebreo del Génesis, es Metzrim; y Metzr-mi significa “el cercador, o el
represador del mar” (la palabra se deriva de Im, lo mismo que Yam, “el mar”
y Tzr, “cercar,” con la M formativa prefija).
Si los relatos del estado original de Egipto, en los cuales la historia antigua ha
sido transmitida hasta nosotros, son correctos, el primer hombre que estableció
una colonia debe haber hecho lo mismo que está implícito en tal nombre.
Diodoro Sículo nos dice que, en tiempos primitivos, sobre los que él escribió,
“se decía que Egipto no había sido un país, sino un mar universal.” –
(DIODORO, lib. III. p. 106). Plutarco también dice (De Iside, vol. II. p. 367)
que Egipto era un mar. Por Heródoto también tenemos una evidencia muy
interesante sobre el mismo asunto, del cual exceptúa la provincia de Tebas;
pero cuando se ve que “la provincia de Tebas” no pertenecía a Mizraim, o
Egipto propiamente dicho, el cual, “significa propiamente Bajo Egipto,”1 según
el autor del artículo “Mizraim” en la Enciclopedia Bíblica, p. 598; por
esto, se verá que el testimonio de Heródoto concuerda plenamente con el de
Diodoro y Plutarco. El afirma que en la región del primer rey “todo Egipto
(con excepción de la provincia de Tebas) era un extenso pantano. No se veía
ninguna parte de lo que ahora está situado más allá del lago Moeris, y la
distancia entre dicho lago y el mar es un viaje de siete días.” - (HERODOTO,
lib. II. cap. 4). Así, todo Mizraim o Bajo Egipto estaba bajo el agua.
Este estado del país provenía de la creciente del Nilo, el cual, para adoptar el
lenguaje de Wilkinson (vol. I. p. 89), “primero baña el pie de las montañas
arenosas de la cordillera Libia.” Antes de que Egipto pudiera estar listo para
ser un lugar adecuado para residencia humana, antes de que pudiera llegar a
ser la más fértil de todas las tierras, era indispensable que pudieran fijarse
límites a las inundaciones del mar (pues antiguamente al Nilo se le daba el
nombre de mar u océano. - DIODORO, lib. I. p. 8), y con este fin, grandes
terraplenes debían encerrar o confinar sus aguas. Entonces, si el hijo de Cam
condujo una colonia al Bajo Egipto, y la estableció allí, tuvo que hacerse este
mismo trabajo. ¿Y qué más natural que se le diera un nombre como ese en
memoria de su gran hazaña? ¿Y qué otro nombre tan exactamente descriptivo
como el de Metzr-mi, “el represador del mar, o como el nombre que hoy se
aplica a todo Egipto (WILKINSON, vol. I. p. 2), Musr o Misr? Los nombres
siempre tienden a abreviarse en boca del pueblo y, por tanto, “la tierra de
Mirs,” es evidentemente “la tierra del represador.” De esto se sigue que el
“represamiento del mar,” o “encerrarlo” dentro de ciertos límites, dio como
resultado convertirlo en un río, en cuanto al Bajo Egipto se refiere. Considerando
el asunto de esta manera, qué significación la que encierra el lenguaje
1 El mismo parecer sobre la extensión de Mizraim tiene el Pastor R. Jamieson en
PAXTON, Ilustraciones de las Escrituras, vol. I. p. 198, y en KITTO, Comentario
Ilustrado, vol. IV. p. 110.
446
divino en Ezequiel 29:3, donde se decretan los juicios contra el rey de Egipto,
el representante de Metzr-mi, “El represador del mar,” por su soberbia: “He
aquí, estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el dragón que yace en medio de
sus ríos, el cual dijo: Mío es mi río, y yo me lo hice.”
Cuando volvemos a lo que se relata de los hechos de Menes, a quien Heródoto,
Maneto y Diodoro señalan por igual como el primer rey de Egipto, y comparamos
lo que se dice de él con esta sencilla explicación del significado del
nombre de Mizraim, ¡cómo arrojan luz el uno sobre el otro ! Así describe
Wilkinson la gran obra que perpetuó la fama de Menes, “de quien,” dice él,
“se admite por consenso universal que ha sido el primer soberano de su país.”
“Habiendo desviado el curso del Nilo, que anteriormente bañaba el pie de las
montañas de la cordillera de Libia, lo obligó a correr por el centro del valle,
casi a igual distancia, entre las dos cordilleras paralelas que lo bordeaban al
este y al oeste; y edificó la ciudad de Menfis en el lecho del antiguo cauce.
Este cambio se efectuó construyendo un dique de unos cien estadios sobre el
lugar de la proyectada ciudad, cuyos elevados montículos y fuertes terraplenes
devolvían el agua hacia el este y confinaron efectivamente el río en su
nuevo curso. El dique fue mantenido en cuidadosa reparación por los reyes
subsiguientes, y siempre se mantuvo allí una guardia, incluso en época tan
remota como la invasión persa, para vigilar las reparaciones necesarias y para
inspeccionar el estado de los terraplenes.” – (Los Egipcios, vol. I. p. 89).
Cuando vemos que Menes, el primero de los reyes de Egipto conocidos históricamente,
llevó a cabo la misma proeza que está implícita en el nombre de
Mizraim, ¿quién puede resistirse a la conclusión de que Menes y Mizraim
son sólo dos nombres diferentes para la misma persona? Y si es así, ¿en qué
se convierte la visión de Bunsen de las poderosas dinastías de soberanos “durante
un período de dos a cuatro mil años” antes del reinado de Menes, por lo
cual toda la cronología bíblica con respecto a Noé y a sus hijos, iba a sufrir un
vuelco cuando resultase que Menes debió haber sido Mizraim, el nieto del
propio Noé? Así, las Escrituras tienen en su propio seno los medios para
defenderse a sí mismas; y así lo hacen, incluso con respecto a los hechos, sus
más pequeños relatos que, cuando se les comprende cabalmente, arrojan una
luz sorprendente en las partes obscuras de la historia del mundo.
NOTA C
La Shing Moo y La Ma Tsoopo de China
El nombre de Shing Moo, aplicado por los chinos a su “Santa Madre,” comparado
con otro nombre de la misma diosa en otra provincia de China, favorece
ampliamente la conclusión de que Shing Moo es sólo un sinónimo para
uno de los bien conocidos nombres de la madre-diosa de Babilonia. Gillespie
(en su Tierra de China, p. 64) dice que la madre-diosa o la “Reina del Cielo”
es adorada por los marineros en la provincia de Fuh-kien con el nombre de
Ma Tsoopo. “Ama Tzupah” significa la “Madre que mira fijamente;” y hay
mucha razón para creer que Shing Moo signifique lo mismo, pues Mu era una
447
de las formas en que aparecía en Egipto Mut o Maut, el nombre de la gran
madre (BUNSEN, Vocabulario, vol. I. p. 471); y Shing significa en caldeo
“mirar” o “mirar fijamente.” El egipcio Mu o Maut se simbolizaba o por
medio de un buitre, o por medio de un ojo rodeado por las alas de un buitre
(WILKINSON, vol. V. p. 203). El significado simbólico del buitre puede
conocerse por la expresión bíblica, “senda que nunca la conoció ave, ni ojo
de buitre la vio” (Job 28:7). El buitre se distingue por su vista penetrante y,
por tanto, el ojo rodeado por las alas de buitre demuestra que en Egipto, por
una razón o por otra, se había conocido a la gran madre de los dioses como
“La que mira fijamente.” No obstante, la idea contenida en el símbolo egipcio
había sido tomada evidentemente de Caldea, puesto que Rheia, uno de los
nombres más famosos de la madre babilónica de los dioses, sólo es la forma
caldea del hebreo Rhaah, que significa a la vez “una mujer que mira fijamente”
y “un buitre.” La palabra hebrea Rhaah se pronuncia también Rheah, por
una variación dialéctica; y, por esto, el nombre de la gran madre-diosa de
Asiria era unas veces Rea, y otras, Reia. En Grecia, se le atribuyó la misma
característica a Atenea o Minerva, a quien hemos visto que era considerada
por algunos como la Madre de los hijos del sol (ver ante, p. 20, Nota), pues
uno de sus títulos distintivos era el de Ophthalmitis (SMITH, Diccionario
Clásico, “Atenea,” p. 101), señalándola como la diosa de “el ojo.” Sin duda,
esto fue para indicar lo mismo por lo que la egipcia Maut llevaba un buitre en
la mano, y a la Minerva ateneana se le representaba con un yelmo con dos
ojos, o atisbadero, en la parte delantera (VAUX, Antigüedades, p. 186).
Habiéndole seguido de este modo el rastro a la madre que mira fijamente
hacia la tierra, se preguntará: “¿Qué puede haber dado origen a tal nombre
aplicado a la madre de los dioses? Un fragmento de la Versión de los Setenta
(pgs. 16-19) nos proporciona una respuesta satisfactoria sobre el asunto. Allí
se dice que Reia concibió de Cronos, su propio hermano, conocido como el
padre de los dioses y, como consecuencia de esto, tuvo un hijo llamado Müth,
es decir, la “Muerte,” como Philo-Byblius interpreta correctamente esta palabra.
Como la Versión de los Setenta distingue expresamente a este “padre de
los dioses” de “Hypsistos,” “El Altísimo,”2 recordamos naturalmente lo que
dice Hesíodo con respecto a su Cronos, el padre de los dioses, al que, por
cierto acto perverso, se le llamó Titán, y fue arrojado al infierno. – (Teogonía,
l. 207, p. 18). El Cronos a quien se refiere Hesíodo es, evidentemente, un
Cronos realmente diferente a Nimrod, el padre humano de los dioses, cuya
historia ocupa tanto espacio en esta obra. Claramente, se trata del mismo
Satanás, al que algunas veces se le da el nombre de Titán, o Teitán, que es,
como hemos concluido en otra parte, sólo la forma caldea de Sheitan, el nombre
común del gran Adversario entre los árabes, en la misma región donde se
urdieron los Misterios caldeos, – ese Adversario que era, en últimas, el padre
real de todos los dioses paganos – y que (para hacer que el título de Cronos,
“el Cornudo,” fuera apropiado también para él) fue simbolizado por el Kerastes,
2 Al leer la Versión de los Setenta es necesario tener en cuenta lo que Philo-Byblius,
su traductor, dice al final de la Historia Fenicia, a saber, que la historia y la mitología
se mezclaban en dicha obra
448
o la serpiente cornuda. Todos “los hermanos” de este padre de los dioses que
estuvieron implicados en la rebelión contra su propio padre, el “Dios del
cielo,” fueron llamados por igual con el nombre “vituperable” de “titanes;”
pero, por ser él el cabecilla de la rebelión, se le llamó Titán por antonomasia.
En la rebelión de Titán estuvo comprometida la diosa de la tierra, y el resultado
fue que (suprimiendo la figura bajo la cual Hesíodo ha encubierto el hecho)
resultaba imposible, desde el punto de vista natural, que el Dios del cielo
tuviera hijos en la tierra, en una clara alusión a la Caída.
Suponiendo que este sea el “Padre de los dioses,” del cual Rea, cuyo título
común es el de Madre de los dioses, y a quien se identifica también con Geo,
la diosa-tierra, tuvo un hijo llamado Müth, o la Muerte, ¿quién podía ser esta
“Madre de los dioses,” sino nuestra madre Eva, precisamente? Y el nombre
de Rea, o “La que mira fijamente,” que se le dio, es pasmosamente significativo.
Fue como “La que mira fijamente” que la madre de la humanidad concibió
de Satanás, y dio a luz ese mortal nacimiento bajo el cual el mundo ha
gemido hasta ahora. Fue por medio de sus ojos como se estableció en un
principio la relación fatal entre ella y el gran Adversario, bajo la forma de
serpiente, y cuyo nombre, Nahash, o Nachash, como se dice en el hebreo del
Antiguo Testamento, también significa “mirar atentamente” o “mirar fijamente”
(Génesis 3:6): “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y
que era agradable a los ojos... y tomó de su fruto, el cual comió; y dio
también a su marido, el cual comió así como ella.” Aquí tenemos, entonces,
la genealogía del pecado y de la muerte; “y la concupiscencia después que ha
concebido, pare el pecado; y el pecado, siendo cumplido, engendra muerte”
(Santiago 1:15). Aunque Müth, o la Muerte, era el hijo de Rea, esta prole
suya llegó a ser considerada no como una muerte abstracta, sino como el dios
de la muerte; por tanto, dice Philo-Byblius, que Müth debe considerarse no
sólo como la muerte, sino como Plutón.– (Versión de los Setenta, p. 24). En
la mitología romana, se consideraba a Plutón a la misma altura que Júpiter
(OVIDIO, Fastos, lib. VII. 578); y en Egipto encontramos la evidencia de
que Osiris, “la simiente de la mujer,” era el “Señor del cielo,” y rey del infierno,
o “Plutón” (WILKINSON, vol. IV. p. 63 ; BUNSEN, vol. I. pp. 431,
432); y puede demostrarse mediante abundante acopio de pormenores (y el
lector tiene algo de la evidencia presentada en este volumen), que él no era
otro que el mismo diablo, supuestamente encarnado; quien, por la primera
transgresión, y por su relación con la mujer, trajo al mundo el pecado y la
muerte aunque, por medio de ellos, trajo innumerables “beneficios” a la humanidad.
Así como el nombre de Plutòn tiene la misma significación que
Saturno, “El Oculto,” así también cualquier otro aspecto que este nombre
tuviera, aplicado al padre de los dioses, es para Satanás, el Señor Oculto del
infierno, con el resultado de que, esencialmente, todo se reduce a ser rastreado,
pues los diferentes mitos sobre Saturno, cuando se les examina cuidadosamente,
muestran que él era, a la vez, el diablo, el padre de todo pecado y de
toda idolatría, que se ocultaba bajo el disfraz de la serpiente, y Adán, que se
ocultó entre los árboles del jardín, y Noé, que se ocultó durante todo una año
en el arca, y Nimrod, que se ocultó en el secreto de los Misterios de Babilonia.
449
Fue para glorificar a Nimrod que se estableció todo el sistema caldeo de iniquidad.
A él se le conoció como Nin, “el hijo,” y a su esposa Rea se le
llamaba Ammas, “la Madre.” El nombre de Rea, aplicado a Semíramis, tiene
un significado distinto al que tenía cuando se le aplicaba a la que fue realmente
la madre primigenia, la “madre de los dioses y de los hombres.” Y, sin
embargo, para demostrar la plena majestad de su carácter, era necesario que
fuera identificada con esa diosa primigenia; y, por tanto, aunque el hijo que
llevaba en los brazos se representaba como el que nació para destruir la muerte,
a ella se le representaba, no obstante, con los mismos símbolos de la que
trajo la muerte al mundo. Y así fue también en los diferentes países a donde
se propagó el sistema babilónico.
NOTA D
Ala-Mahozim
El nombre de “Alá-Mahozim” no se encuentra, hasta donde yo sé, en ninguno
de los autores antiguos, y en las propias Escrituras sólo se le encuentra en
una profecía. Considerando que el propósito de la profecía es siempre el de
dejar alguna obscuridad ante el acontecimiento, aunque dando suficiente luz
para la guía práctica, para el fundamento, no es extraño que se emplee una
palabra rara para describir la divinidad en cuestión. Pero, aunque no se encuentre
exactamente este nombre, tenemos un sinónimo que puede descubrir
el origen de Nimrod. En la Versión de los Setenta, pp. 24, 25, “Astarté, viajando
por el mundo habitable,” se dice que encontró “una estrella que caía
por el aire, y que ella la cogió y la consagró en la isla santa de Tiro.” ¿Qué es
esta historia de la estrella que cae, sino apenas otra versión de la caída desde
el cielo de Mulciber (ver ante, p. 233), o de Nimrod desde su prominente
condición? Porque, como ya lo hemos visto, Macrobio demostró (Saturn.,
lib. I. cap. 21, p. 70) que la historia de Adonis, el lamentado – el tema favorito
en Fenicia – procedía simplemente de Asiria. El nombre del gran dios de la
isla santa de Tiro era, como es bien sabido, Melkart (KITTO, Comentario
Ilustrado, vol. II. p. 300), pero este nombre, llevado desde Tiro a Cartago, y
de allí a Malta (que fue colonizada por Cartago), donde hoy se encuentra un
monumento, arroja no poca luz sobre el asunto. El nombre Melkart se deriva
de alguna manera de Melek-eretz, o “el rey de la tierra” (WILKINSON, errata,
vol. V.). Kir, así como el galés Caer, que se encuentra en Caer-narvon,
etc., significa “muro de contención” o “ciudad completamente amurallada,”
y Kart, la forma femenina de la misma palabra, pueden verse en las diferentes
formas del nombre Cartago, que algunas veces es Car-chedom, y otras, Carthada
o Cart-hago. En el libro de los Proverbios encontramos una ligera variación
de la forma femenina Kart, que parece haber sido empleada evidentemente
con el mismo sentido de baluarte o fortificación. Así, leemos en Proverbios
10:15 : “Las riquezas del rico son su ciudad fortificada” (Karit), es
decir, su fuerte baluarte o su defensa. Entonces Melk-kart, “el rey de la
ciudad amurallada,” expresa la misma idea que Alá-Mahozim. En GRUTER,
Inscripciones, citado por Bryant, encontramos un título que también debe
haberse dado a Marte, el dios romano de la guerra, y que coincide exactamen450
te en su significado con el de Melkart. Por otra parte, tenemos abundantes
razones para concluir que Nimrod fue el prototipo de Marte. El título al cual
me refiero confirma esta conclusión, y está contenido en la siguiente inscripción
romana en un antiguo templo de España :
“Malacae Hispaniae
MARTI CIRADINO
Templum communi voto
Erectum.”
(Ver BRYANT, vol. II. p. 454). Este título comprueba que el templo estaba
dedicado a “Marte Kir-aden,” el Señor de “la Kir,” o “ciudad amurallada.”
Como es bien sabido, la C romana es fuerte como la K, y Adón, “el Señor,” es
lo mismo que Adén. Con esta clave como guía, podemos descifrar enseguida
lo que hasta ahora había confundido grandemente a los mitologistas, con respecto
al nombre de Mars Quirinus como diferente de Mars Graivus. La K en
Kir es lo que en hebreo o caldeo se llama Koph, una letra diferente de Kape,
y frecuentemente se pronuncia como Q. Por tanto, Quir-inus significa “perteneciente
a la ciudad amurallada,” y se refiere a la seguridad que proporcionaban
las ciudades encerradas por murallas. Por otra parte, Gradivus viene
de “Grah,” “conflicto” y “divus,” “dios,” una forma diferente de Deus, que
ya se ha demostrado que es un término caldeo, y significa, por tanto, “el dios
de la guerra.” Ambos títulos responden exactamente a las características de
Nimrod, como el gran constructor de la ciudad y el gran guerrero, y de que
ambos caracteres distintivos se explican por los dos nombres mencionados,
tenemos clara evidencia en FUSS, Antigüedades, cap. IV. p. 348: “Los romanos,”
dice él, “adoraban dos ídolos de esa clase [es decir, dos dioses con el
nombre de Marte], el uno llamado Quirinus, el guardián de la ciudad y de su
paz; el otro, llamado Gradivus, ávido de la guerra y de la matanza, cuyo
templo estaba del otro lado de las murallas de la ciudad.”
NOTA E
El significado del nombre Centauro
La clásica derivación común de este nombre satisface poco porque, aunque
pudiera derivarse de palabras que signifiquen “Matadores de Toros”(siendo
una derivación imperfecta de suyo), tal significado no arroja ninguna luz sobre
la historia de los centauros. Tómesele como una palabra caldea, y se verá
en seguida que toda la historia del primitivo Kentaurus concuerda completamente
con la historia de Nimrod, con quien ya lo hemos identificado.
Kentaurus se deriva evidentemente de Kehn, “sacerdote,” y Tor, “girar.” Por
tanto, “Kehn-Tor” es “el sacerdote que gira,” es decir, el sol, que gira diariamente
alrededor de la tierra. El nombre escrito para sacerdote es Khn, y la
vocal se suple según los diferentes dialectos de los que la pronuncian para
hacer de ella Kohn, Kahn, o Kehn. Tor, “el que gira,” aplicado al sol es,
evidentemente, sólo otro nombre para el griego Zen, o Zan, aplicado a Júpiter,
identificado con el sol, lo que significa el “Encerrador,” o el “Terraplenador,”
451
– la misma palabra de la que viene nuestro “Sun” (Sol), que en anglosajón era
Sunna (MALLET, Glosario, p. 565, Londres, 1847), y de la cual encontramos
claras huellas en Egipto en el término snnu (BUNSEN, Vocabulario,
vol. I. p. 546), aplicado a la órbita del sol. El hebreo Zon o Zawon, para
“encerrar,” del cual vienen estas palabras, se convierten en Don o Dawon en
caldeo, y así comprendemos el significado del nombre dado por los beocios a
Orión, el “poderoso Cazador.” Ese nombre era Kandaon, como aparece en
las siguientes palabras del escoliasta sobre Lycophron, citado en BRYANT,
vol. IV. p. 154: “Orión, a quien los beocios también llamaban Kandaon.”
Entonces, Kahn-daon y Kehn-tor sólo eran nombres diferentes para el mismo
oficio: uno significaba “sacerdote del Encerrador;” el otro, “sacerdote del
que gira,” títulos evidentemente equivalentes al de Bol-khan, o “sacerdote de
Baal, o del Sol” que, sin duda, era el título distintivo de Nimrod. Así como el
título de centauro concuerda exactamente de este modo con el conocido oficio
de Nimrod, así ocurre lo mismo con la historia de los centauros. Ya
hemos visto que, aunque los griegos hicieron de Ixión el padre de esa mítica
raza, ellos mismos admitían que los centauros tenían un origen mucho más
alto y, en consecuencia, que Ixión, que parece ser un nombre griego, había
tomado el lugar de un nombre primitivo; pues, según la tendencia particular
observada por Salverté, que ha llevado a menudo a la humanidad a “adjudicar
mitos tomados de una época primitiva y de otro país a personajes conocidos
de una época y de un país distinto” (Las Ciencias, apéndice, p. 483). Solamente
aceptemos aquí este caso y, con sólo quitar el nombre de Ixión, se verá
que todo lo que se dice sobre el padre de los centauros, o jinetes-arqueros, se
aplica exactamente a Nimrod, representado por los diferentes mitos que se
refieren al primer progenitor de los centauros. Entonces, primero se representa
a Centauro como ascendido al cielo (DYMOCK, sub voce “Ixión”), es
decir, como habiendo sido grandemente exaltado por especial favor del cielo;
luego, en tal estado de exaltación, se dice que él se enamoró de Nefele, considerada
como la “Reina del Cielo,” con el nombre de Juno. Aquí la historia
es intencionalmente confusa para desorientar al vulgo y se altera el orden de
los acontecimientos, lo que puede explicarse fácilmente. Como en griego
Nefele significa “nube,” se dice que la descendencia de los centauros tuvo su
origen en una “nube.” Pero Nefele, en el lenguaje del país donde se inventó
originalmente la fábula, significaba “mujer caída,” y es de esta “mujer caída”
de la que se dice, por tanto, que nacieron los centauros. La historia de Nimrod
como Nino, es la de que él se enamoró de Semíramis cuando ella era la esposa
de otro hombre, y la tomó por su propia esposa, por lo cual ella cayó dos
veces: una como mujer3; y otra, por abandonar la fe primitiva en la que debió
haber sido criada; y esta “mujer caída” fue adorada después de su muerte con
el nombre de Juno, o la Paloma, entre los babilonios. Por su orgullo y engreimiento,
Centauro fue fulminado con el rayo por el dios supremo, y arrojado
al infierno (DYMOCK, sub voce, “Ixión”). Esta es, entonces, sólo otra versión
de la historia de Faetón, de Esculapio y de Orfeo, quienes fueron fulmi-
3 Que Nefele se usó incluso en Grecia como nombre de mujer, lo evidencia el hecho
de que la envilecida esposa de Atamas tenía este nombre. - SMITH, Diccionario
Clásico, sub voce “Atamas,” p. 110.
452
nados de igual manera y por un motivo similar. En el mundo infernal, se
representa al padre de los centauros atado por serpientes a una rueda que gira
perpetuamente, haciendo así que su castigo sea eterno (DYMOCK, Ibid.).
Con las serpientes se hace alusión, evidentemente, a uno de los dos emblemas
del culto al fuego de Nimrod. Si él inició el culto a la serpiente, como
hemos tratado de probar (Capítulo Séptimo, Sección I), había una justificación
política al hacer de la serpiente un instrumento de su castigo. La rueda
giratoria indica claramente el nombre del propio Centauro, al significar “el
sacerdote del sol que gira.” Para el culto del sol como “El que gira,” había
una clara alusión no solamente en el círculo, que era el emblema del dios-sol
entre los paganos, y en la rueda flameante con la cual era frecuentemente
representado (WILSON, La Religión Parsi, p. 31), sino a las danzas en círculo
de las bacantes. De aquí la frase, “bassaridum rotator evan,” “el giro en
círculo de las bacantes” (ESTACIO, Silvas., lib. II. e. 7. v. 7, p. 118). De aquí
también las danzas en círculo de los druidas, mencionadas en la siguiente cita
de un cántico druida: “La playa era rojiza, mientras se ejecutaba el desplazamiento
circular por los asistentes, y las cintas blancas se movían con graciosa
extravagancia” (DAVIES, Los Druidas, p. 172). En el tratado de Luciano,
Sobre la Danza, encontramos la afirmación clara de que la danza circular de
las antiguas naciones orientales se relacionaba realmente, entre los idólatras
paganos, con el movimiento circular del sol; él dice, en expresa referencia al
dios-sol: “ella consiste en una danza que imita a este dios (LUCIANO, vol.
II. p. 278). Vemos aquí, entonces, una razón muy específica para la danza
circular de la bacanal, y para la rueda del gran Centauro, que gira por siempre
en las regiones infernales.
NOTA F
Oleno, el que Cargó con el Pecado.
En diversas partes de esta obra se ha demostrado evidentemente que Saturno,
“el padre de los dioses,” fue en un sólo aspecto nuestro primer padre Adán.
De Saturno se dice que devoró a todos sus hijos.4 En la historia esotérica,
entre aquellos que no conocen el hecho real a que se hace referencia, esto
aparece naturalmente en el mito, forma en la cual lo encontramos comúnmente,
a saber, que él devoraba a sus hijos tan pronto como nacían. Pero lo
que realmente ocultaba el relato con respecto al devoramiento de sus hijos,
era el hecho bíblico de la caída, a saber, que él los destruyó por comer – no
por comérselos – sino por comer del fruto prohibido. Cuando este era el triste
y funesto estado de cosas, la historia pagana continuaba diciendo que la destrucción
de los hijos del padre de los dioses y de los hombres fue detenida por
su esposa Rea. Como hemos visto, Rea tuvo tanto que ver con el devoramiento
de los hijos de Saturno, como el propio Saturno; pero, con el avance de la
idolatría y de la apostasía, Rea, o Eva, llegaría a conseguir gloria a expensas
de su esposo. Saturno, o Adán, se representaba como una divinidad malhumorada,
y Rea, o Eva, como otra extremadamente bondadosa; en su bondad,
ella le presentó a su esposo una piedra envuelta en pañales, que él engulló
vorazmente; y, de allí en adelante, los hijos del padre caníbal se salvaron.5 En
453
lenguaje sagrado, la piedra envuelta en pañales es “Ebn Hatul,” pero Ebn-
Hat-tul6 también significa “el hijo que carga con el pecado.” Esto no significa
necesariamente que Eva, o la madre de la humanidad, pudiera producir
realmente, por sí misma, la simiente prometida (aunque también hay muchos
mitos sobre esto), sino que, habiendo recibido y aceptado las gratas nuevas,
se las presentó a su esposo, quien las recibió de ella por la fe, y esto puso los
cimientos de su propia salvación y la de su posteridad. El devoramiento, por
parte de Saturno, de la piedra envuelta en pañales, es sólo la expresión simbólica
de la avidez con que Adán recibió por la fe las buenas nuevas de la simiente
de la mujer, pues el acto de fe, tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento, está simbolizado por comer. Jeremías dice así: “Se hallaron tus
palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi
corazón” (Jeremías 15:16). Esto también fue demostrado enfáticamente por
nuestro propio Señor Jesús, el Cristo, quien al presentar ante los judíos la
necesidad indispensable de comer Su carne, alimentándose de El, dijo al mismo
tiempo: “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las
palabras que yo os he hablado, son Espíritu y son vida” (Juan 6:63). Que
Adán recibió en forma divina las buenas nuevas sobre la simiente prometida,
y las guardó como un tesoro en su corazón, como la vida de su alma, se
evidencia por el nombre que él le dio a su esposa inmediatamente después de
oírlas: “ Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre
de todos los vivientes” (Génesis, 3:20. – Ver Dr. CANDLISH, El Génesis, p.
108).
La historia de la piedra envuelta en pañales no terminó con su devoramiento,
ni con la detención de la destrucción de los hijos de Saturno. Se dice que esta
piedra envuelta en pañales se “conservó cerca del templo de Delfos, donde se
tuvo el cuidado de ungirla diariamente con aceite, y de cubrirla con lana”
(MAURICIO, Antigüedades Indias, vol. II. p. 348). Si esta piedra simbolizaba
“al hijo que cargó con el pecado,” también simbolizaba, por supuesto, al
Cordero de Dios, muerto desde la fundación del mundo, con cuyo cubrimiento
simbólico fueron vestidos nuestros padres cuando Dios los vistió con túnicas
de pieles. Por tanto, aunque se presentaba ante los ojos como una piedra,
él (el hijo) debía tener el cubrimiento apropiado de la lana. Cuando se le
representaba como una rama, la rama de Dios, esa rama también se cubría
4 Algunas veces se dice que él solamente devoraba a sus hijos varones; sin embargo,
en SMITH, Diccionario Clásico, sub voce “Hera,” se encuentra que las hembras
también eran devoradas por Saturno, al igual que los varones.
5 HESIODO, Teogonía, ll. 485 y sig. pp. 30-41.
6 Hata, “pecado,” se encuentra también en caldeo como Hat (ver CLAVIS STOCK II,
p. 1329). Tul viene de Ntl, “cargar.” Si el lector mira a Horus con sus pañales
(BRYANT, vol. III. lámina 22); a Diana con vendas alrededor de las piernas (ver ante,
p. 29); al toro simbólico de los persas fajado de manera semejante (BRYANT, vol. I.
lámina 5, p. 367), e incluso, los deformes troncos de los tahitianos usados como
dioses y atados con cuerdas (WILLIAMS, p. 31), creo que verá que debe de haber
algún misterio importante en estos fajamientos.
454
con lana (POTTER, vol. I., La Religión de Grecia, cap. V. p. 208). La unción
diaria con aceite, es muy significativa. Si la piedra representaba al “hijo que
cargó con el pecado,” ¿qué podría significar la unción diaria con aceite de ese
“hijo que cargó con el pecado,” sino solamente señalarlo como el “Ungido
del Señor,” o el “Mesías,” a quien los idólatras adoraban en contraste con el
verdadero Mesías no revelado todavía?
Uno de los nombres que se le dieron a esta piedra ungida y envuelta en pañales
confirma, de manera muy notable, la conclusión anterior. Ese nombre fue
Baitulos. Esto lo sabemos por Prisciano (lib. V. vol. I. p. 180, Nota, y lib. VI.
vol. I. p. 249), el cual, hablando de “esa piedra que se dice que Saturno había
devorado en lugar de Júpiter,” añade, “quem Graeci Baitulos vocant,” a quien
los griegos llamaron “Baitulos.” “B´hai-tuloh” significa el “niño vuelto a la
vida.”7 El padre de los dioses y de los hombres había destruido a sus hijos
comiéndoselos; pero, al recibir “la piedra envuelta en pañales,” se dice que
“les devolvió la vida” (HESIODO, Teogonía, l. 495, p. 41). De ahí el nombre
de Baitulos; y este significado del nombre está completamente de acuerdo
con lo que se dice en la Versión de los Setenta (lib. I. cap. 6, p. 22) sobre la
Baitulia que los fenicios convirtieron en el dios Urano: “Fue el dios Urano el
que ideó Baitulia, haciendo que las piedras se movieran como si tuvieran
vida.” Si la piedra Baitulos representaba al “niño vuelto a la vida,” era natural
que esa piedra, si fuera posible, se hiciera aparecer como si tuviera “vida”
por sí misma.
Existe una gran analogía entre la piedra envuelta en pañales que representaba
al “hijo que cargó con el pecado,” y ese Oleno mencionado por Ovidio, que
tomó sobre sí una culpa que no era suya y, en consecuencia, fue transformado
en piedra. Ya hemos visto que Oleno, al ser transformado en piedra, fue
exaltado en el monte sagrado Ida, en Frigia. Tenemos razón en creer que la
piedra de la que se fabuló que había hecho tanto por los hijos de Saturno, y
que fue exaltada cerca del templo de Delfos, era solamente una representación
de este mismo Oleno. Sabemos que Oleno fue el primer profeta en
Delfos, y que edificó allí el primer templo (PAUSANIAS, lib. X., Fócida,
cap. 5. p. 321). Como los profetas y los sacerdotes llevaban los nombres de
los dioses que representaban (Hesiquio nos dice claramente que el sacerdote
que representaba en los misterios al gran dios con el nombre de renuevo, se
llamaba a sí mismo por el nombre de Baco, p. 179), esto explica uno de los
7 De Tli, Tleh, o Tloh, “Infans puer” (CLAVIS STOCK II, Chaid., p. 1342), y Hia o
Haya, “vivir, restaurar la vida” (GESENIO, p. 310). De Hia, “vivir,” con digama
prefijo, viene del griego Bios, vida. De que Hia, al ser adoptado en griego, tembién
se pronunciaba Haya, tenemos evidencia en el nombre Hiim, “vida”, pronunciado
Hayyim, que en griego se representaba por aima, “sangre.” El principio mosaico de
que “la sangre era la vida,” se ha comprobado que también había sido conocido por
otros pueblos, además de los judíos. Ahora, Haya, “vivir, o restaurar la vida,” con el
digama prefijo, se convierte en B´haya; y así encontramos en Egipto que Bal significaba
“alma,” o “espíritu” (BUNSEN, vol. I. p. 375), que es el principio vital. B´haitulos,
entonces, es el “niño de la vida restaurada.” P´haya-n, es el mismo dios.
455
nombres antiguos del dios de Delfos. Entonces, si había una piedra sagrada
en el monte Ida, llamada la piedra de Oleno, y una piedra sagrada en el recinto
del templo de Delfos, edificado por Oleno, ¿puede quedar alguna duda de
que la piedra sagrada de Delfos representaba lo mismo que era representado
por la piedra sagrada de Ida? Prisciano, en el lugar ya citado, llama claramente
“dios” a la piedra envuelta en pañales venerada en Delfos. Entonces,
está comprobado que a este dios que era ungido simbólicamente en forma
divina, y que era celebrado por haber devuelto la vida a los hijos de Saturno,
el padre de los dioses y de los hombres, e identificado con el Oleno idaeano,
se le consideraba como si ocupara el mismo lugar del Mesías, que vino para
cargar con los pecados de los hombres, y tomó su lugar y sufrió por causa de
ellos; porque Oleno, como hemos visto, tomó voluntariamente sobre sí la
culpa, de la cual él estaba libre.
Así que, al paso que hemos visto cuánto de la fe patriarcal estaba oculto bajo
los símbolos místicos del paganismo, todavía queda una circunstancia que
debe ser observada con respecto a la piedra envuelta en pañales y que muestra
cómo el Misterio de Iniquidad de Roma se las ha ingeniado para importar,
al así llamado simbolismo cristiano, esta piedra envuelta en pañales del paganismo.
El Baitulos, o piedra envuelta en pañales era una piedra redonda o
esférica (BRYANT, vol. II. p. 20, Nota). Esta piedra esférica se representa
frecuentemente envuelta y atada con muchos vendajes unas veces, y otras,
con unos pocos. En BRYANT, vol. III. p. 246, donde se presenta a la diosa
Cibeles como “Spes Divina,” o esperanza divina, vemos la justificación de
esta esperanza divina presentada al mundo en la piedra envuelta en pañales
que tiene en su mano derecha, atada con cuatro fajas diferentes. En la obra
Antigüedades Etruscas de DAVIES, vol. IV. lámina 27, vemos una diosa que
tiene en su mano extendida la caja de Pandora, la fuente de todo mal, y pendiente
de ella la esfera envuelta en pañales, que esta vez sólo tiene dos fajas
puestas en cruz. Y qué otra cosa es esta esfera vendada del paganismo sino el
duplicado de la esfera con una cinta a su alrededor y la Tau mística o cruz
encima de ella que, con el nombre de “símbolo del dominio” se representa
frecuentemente, como en el grabado adjunto (Fig. 60)8, en las manos de la
8 De DIDRON, Iconografía, vol. I. p. 301.
Fig. 60
456
profana representación de Dios Padre. El lector no necesita que se le diga que
la cruz es la señal y la marca de ese mismo dios a quien representa la piedra
envuelta en pañales; y que cuando ese dios nació, se dijo: “Ha nacido el Señor
de toda la tierra” (WILKINSON, vol. IV. p. 310). Como el dios simbolizado
por la piedra envuelta en pañales no solamente devolvió la vida a los
hijos de Saturno, sino que le restituyó al mismo Saturno el liderazgo de la
tierra, que él había perdido por causa de la transgresión, no sorprende que se
diga de “estas piedras consagradas” que mientras “algunas se dedicaban a
Júpiter, y otras al sol,” “se consideraban, de una manera más particular, consagradas
a Saturno,” el Padre de los dioses (MAURICIO, vol. II. p. 348), y
que Roma, en consecuencia, ha puesto la piedra redonda en las manos de la
imagen, llevando consigo el nombre profanado de Dios Padre, y que, con tal
procedencia, la esfera vendada y coronada con la marca de Tamuz, ha llegado
a ser el símbolo del dominio en toda la Europa papal.
NOTA G
La Identificación de Rea o Cibeles con Venus
En la doctrina esotérica de Grecia y de Roma, los caracteres de Cibeles, la
madre de los dioses, y de Venus, la diosa del amor son, por lo general, muy
distintos, hasta el punto de que algunas mentes pueden encontrar no poca
dificultad con respecto a la identificación de estas dos divinidades. Pero esa
dificultad desaparece si se tiene presente el principio fundamental de los Misterios,
a saber, que en el fondo, ellas sólo reconocían a Adad, “El Unico Dios”
(ver ante, pp. 14, 15, 16, Nota). Adad, siendo trino y uno, dio lugar a tres
FORMAS diferentes de la divinidad, cuando se estableció el Misterio de Iniquidad
babilónico: el padre, la madre, y el hijo; pero todas las multiformes
divinidades en que abundaba el mundo pagano, cualesquiera que fuesen las
diferencias entre ellas, terminaban substancialmente en tantas manifestaciones
de una o de otra de estas divinas personas o, más bien, de dos de ellas,
porque la primera persona permanecía generalmente en el fondo. Tenemos
clara evidencia de que esto fue lo que ocurrió. Apuleyo nos dice (vol. I. pp.
995, 996) que cuando él fue iniciado, la diosa Isis se le reveló como “la primera
de los celestiales, y la manifestación uniforme de los dioses y de las
diosas.... CUYA SOLA Y UNICA DIVINIDAD a la que todo el orbe de la
tierra veneraba, y bajo una forma múltiple, y con nombres diferentes,” y repasando
muchos de estos nombres afirmó de sí misma que era a la vez
“Pessuntica, la madre de los dioses [es decir, Cibeles], y la Venus pafiana”
(Ibid. p. 997). Si esto ocurrió en las últimas épocas de los Misterios, así debe
haber ocurrido desde el principio, porque ellos EMPEZARON, y empezaron
necesariamente con la doctrina de la UNIDAD de la Deidad. Esto, por supuesto,
produciría no pocos absurdos e inconsistencias por la misma naturaleza
del asunto. Tanto Wilkinson como Bunsen, para librarse de las
inconsistencias que encontraron en el sistema egipcio, creyeron necesario
recurrir substancialmente a la misma explicación que yo he dado. Así encontramos
que Wilkinson dice: “He dicho que Amón-ra y otros dioses tomaron
la forma de deidades diferentes que, aunque parezca a primera vista que esto
457
presenta alguna dificultad, puede ser explicado fácilmente cuando consideramos
que cada uno de aquellos cuyas figuras o emblemas se adoptaron, fue
sólo una EMANACION o atributo deificado del MISMO GRAN SER a quien
se atribuyeron algunos caracteres, según los diferentes oficios que se suponía
que él desempeñaba” (WILKINSON, vol. IV. p. 245). Lo dicho por Bunsen
es del mismo tenor, y es esto: “Creemos tener razón sobre estas premisas al
concluir que las dos series de dioses fueron idénticas originalmente, y que, en
el GRAN PAR de dioses se concentraban todos estos atributos, que se desarrollaron
en las diferentes personificaciones en que se manifestó el sistema
mitológico, y los cuales ya hemos considerado” (BUNSEN, vol. I. p. 418).
Es importante la relación de todo esto con el asunto de la identificación de
Cibeles con Astarté, o Venus. Fundamentalmente, sólo hubo una diosa - el
Espíritu Santo, representado como hembra cuando la distinción del sexo fue
atribuida maliciosamente a la divinidad, por una perversión de la idea bíblica
de que todos los hijos de Dios son engendrados a la vez por el Padre y nacidos
del Espíritu; y siguiendo esta idea, el Espíritu de Dios, como Madre, se representó
en forma de paloma, en memoria del hecho de que, en la creación, ese
Espíritu “revoloteaba” – pues, como hemos observado, este es el significado
exacto del término empleado en Génesis 1:2 : “sobre la faz de las aguas.” A
esta diosa, entonces, se le dio el nombre de Ops, “la que revolotea,” o Juno,
“la Paloma,” o Khubelé, “la que ata con cuerdas,” título que hacía referencia
a las “cuerdas del amor,” las “cuerdas humanas” (llamadas “Khubeli Adam”
en Oseas 11:4), no sólo las cuerdas con las cuales Dios, por Su bondad providencial,
atrajo continuamente los hombres hacia El, sino las cuerdas con las
que nuestro primer padre Adán estuvo atado dulcemente a Dios por medio de
la morada del Espíritu, mientras no se quebrantó el pacto del Edén. Este tema
es tratado minuciosamente en la historia pagana, y la evidencia es muy abundante,
pero no puedo presentarla aquí. Sin embargo, obsérvese solamente
que los romanos unieron los dos términos, Juno y Khubelé – o, Cibeles, como
se pronuncia comúnmente; y, en ciertas ocasiones, invocaban a su diosa suprema
con el nombre de Juno Covella (ver STANLEY, Filosofía, p. 1055), es
Fig. 61
458
decir, “La paloma que ata con cuerdas.” En ESTACIO (lib. V. Silva 1, v. 222,
apud BRYANT, vol. III. p. 325), el nombre de la gran diosa se encuentra
como Cibeles:
“Italo gemitus Almone Cybele
Ponit, et Idaeos jam non reminiscitur manes.”
Si el lector observa en Layard el emblema trino y uno de la divinidad suprema
asiria, verá personificada evidentemente esta misma idea. Allí, las alas y
la cola de la paloma tienen dos cuerdas unidas a ellas, en lugar de patas
(LAYARD, Nínive y sus Ruinas, vol. II. p. 418; ver también el grabado adjunto
(Fig. 61), de BRYANT, vol. II. p. 216; y KITTO, Enciclopedia Bíblica,
vol. I. p. 425).
En relación con los acontecimientos posteriores a la Caída, Cibeles trae una
nueva idea unida a su nombre. Khubel significa no sólo “atar con cuerdas,”
sino también “dar a luz;” por tanto, Cibeles aparece como la “Madre de los
dioses,” por quien todos los hijos de Dios deben nacer de nuevo o ser regenerados.
Pero para esto era indispensable que hubiera, en primera instancia,
una unión con Reia, “la que mira fijamente,” la “madre (humana) de los dioses
y de los hombres,” para que la ruina que ella había iniciado, pudiera ser
remediada. De aquí la identificación de Cibeles con Rea, lo que en todos los
Panteones se considera solamente como dos nombres diferentes de la misma
diosa (ver LEMPRIERE, Diccionario Clásico, sub voce) aunque, como hemos
visto, estas dos diosas eran completamente diferentes. Este mismo principio
se aplicaba a todas las demás madres deificadas. Eran deificadas solamente
por la supuesta identificación de Juno o Cibeles con ellas – en otras
palabras, del Espíritu Santo de Dios. Cada una de estas madres tenía su propia
leyenda y se le tributaba un culto especial, adaptado a las circunstancias.
Sin embargo, como en todos los casos, se le consideraba como una encarnación
del único Espíritu de Dios, como la gran Madre de todas ellas, y los
atributos de este único Espíritu, siempre se presuponía que le pertenecían a
ella. Esto, entonces, fue lo que ocurrió con la diosa conocida como Astarté o
Venus, así como con Rea. Aunque había puntos discrepantes entre Cibeles o
Rea y Astarté o Milita, la Venus asiria, Layard demuestra que también hay
puntos evidentes de contacto entre ellas. Cibeles o Rea era famosa por su
corona en forma de torre. A Astarté o Milita se le representaba con una
corona similar (LAYARD, Nínive, vol. II. p. 456). Cibeles o Rea, se sentía
atraída por los leones; a Milita o Astarté se le representaba de pie sobre un
león (Ibid.). El culto de Milita o Astarté era un revoltijo de polución moral
(HERODOTO, lib. I. cap. 199, p. 92). El culto de Cibeles, con el nombre de
Terra, lo era igualmente (AGUSTIN, De Civitate, lib. VI. cap. 8, tom. IX. p.
203).
Sin duda, la primera mujer deificada fue Semíramis, así como el primer hombre
deificado fue su esposo. Pero es evidente que fue algún tiempo después
de que empezaran los Misterios cuando tuvo lugar tal deificación, pues sólo
459
fue hasta después de que Semíramis murió cuando fue exaltada a la divinidad,
y adorada bajo la forma de una paloma. Sin embargo, cuando se idearon
originalmente los Misterios, los hechos relacionados con Eva, quien produjo
la muerte por su trato con la serpiente, deben haber ocupado necesariamente
algún lugar, pues el Misterio del pecado y de la muerte descansa en los propios
cimientos de toda religión, y en la época de Semíramis y de Nimrod y de
Sem y de Cam, todos los hombres deben haber estado bien informados sobre
los acontecimientos de la Caída. Al principio, el pecado de Eva pudo haber
sido aceptado en su totalidad (pues de otra manera los hombres se hubieran
escandalizado, en especial cuando la conciencia general había sido estimulada
por el celo de Sem); pero cuando una mujer iba a ser deificada, la forma
que debió asumir la historia mística muestra que ese pecado fue ciertamente
atenuado para que cambiara su propio carácter y que, por una alteración del
nombre dado a Eva como “madre de todos los vivientes,” es decir, de todos
los regenerados (ver Nota I), ella fue glorificada como la autora de la vida
espiritual y, con el nombre de Rea, fue reconocida como la madre de los
dioses. Los que operaban el Misterio de Iniquidad no encontraron muy difícil
demostrar que el nombre de Rea, apropiado originalmente para la madre
de la humanidad, difícilmente era menos apropiado para la madre verdadera
de los dioses, es decir, de todos los mortales deificados. En sentido activo,
Rea significa “la mujer que mira fijamente;” pero en voz pasiva significa “la
mujer a la que se mira fijamente,” es decir, “la belleza;”9 y así, se le identificó
bajo el mismo y único término de madre de la humanidad y madre de los
dioses paganos, es decir, como Semíramis, hasta el punto de que ahora, como
es bien sabido, a Rea se le conoce generalmente como “la Madre de los dioses
y de los hombres” (HESIODO, Teogonía, v. 453, p. 36). Por tanto, no
sorprende que el nombre de Rea se aplicara a aquella a quien adoraban los
asirios con el mismo carácter de Astarté o Venus.
NOTA H
La Virgen Madre de los Paganos
“Casi todos los príncipes tártaros,” dice Salverté (Las Ciencias Ocultas, apéndice,
Nota A, secc. XII. p. 490), “seguían el rastro de su genealogía hasta una
virgen celestial, preñada por un rayo de sol, o por algún medio igualmente
milagroso.” En la India, de la madre de Surya, el dios-sol, que nació para
destruir a los enemigos de los dioses (ver ante, p. 96), se dice que fue preñada
de esta manera: un rayo de sol penetró en su vientre, a consecuencia de lo
cual dio a luz al dios-sol. El conocimiento de estos mitos ampliamente difundidos
arroja luz sobre el significado secreto del nombre de Aurora, dado a la
esposa de Orión, a cuyo matrimonio con ese “cazador poderoso” se refiere
Homero (La Odisea, lib. V. ll 120, 121).
9 En Ester 2 :9 encontramos el plural de Rea, usado evidentemente en el sentido de
“hermosa.” Aplicado a las “doncellas” dadas a Ester, la Vulgata traduce esto por
“speciosissima,” y Parkhurst, sub voce, hace lo mismo.
460
Al paso que el nombre de Auro-ora significa también, en sentido físico, “preñada
con luz,” de “ohra,” “concebir” o ser “preñada,” tenemos en griego la
palabra oar para esposa. Como Orión, según los relatos persas, era Nimrod;
y Nimrod, con el nombre de Nino, fue adorado como el hijo de su esposa, y
cuando llegó a ser deificado como el dios-sol, ese nombre de Aurora, aplicado
a su esposa, tenía el propósito evidente de dar a entender la misma idea
que prevaleció en Tartaria y en la India. Estos mitos de los tártaros y de los
hindúes prueban claramente que la idea pagana de la concepción milagrosa
no se debió a un entremezclamiento del cristianismo con la superstición, sino
que se derivó directamente de la promesa de la “simiente de la mujer.” Pero
ahora podría preguntarse, ¿es posible que surgiera la idea de ser preñada con
un rayo de sol? Hay razón para creer que tal idea proviene de uno de los
nombres naturales del sol. Del caldeo zhr, “brillar,” viene el participio activo
zuhro o zuhré, “el que brilla,” y por esto, no hay duda de que zuhro, “el que
brilla,” con la influencia de un sacerdocio astuto haría que los hombres se
deslizaran a la idea de zuro, “la simiente,” identificándose así “el que brilla”
y “la semilla,” según el genio del paganismo. Esto se ve claramente en el
caso de Persia, donde el sol era la gran divinidad, pues los “persas,” dice
Mauricio, “lo llamaron Dios Suré” (Antigüedades, vol. V, p. 22).
NOTA I
La Madre-Diosa como Morada
¿Qué pudo haber inducido a la humanidad para que se le ocurriera la idea de
llamar casa o morada a la gran madre-diosa, o madre de los dioses y de los
hombres? La respuesta se encuentra, evidentemente, en una afirmación hecha
en Génesis 2:21 con respecto a la creación de la madre de la humanidad:
“Entonces, el SEÑOR Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras
éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la
costilla que el SEÑOR Dios tomó del hombre, hizo (literalmente, formó) una
mujer.” Que esta historia de la costilla era bien conocida por los babilonios,
se deduce de uno de los nombres dados a su diosa primigenia, como se encuentra
en Beroso (lib. I. p. 50). Ese nombre era Thalatth. Pero Thalatth es
solamente la forma caldea del hebreo Tzalaa, en femenino, la misma palabra
usada en el Génesis para nombrar la costilla de la cual fue formada Eva; y el
otro nombre que Beroso asocia con Thalatth, confirma esto todavía más, pues
ese nombre es Omorka,10 que significa precisamente “La Madre del mundo.”
Tal como hemos descifrado el nombre Thalatth, aplicado a la “madre del
mundo,” nos lleva a la comprensión del nombre Thala-sius,11 aplicado por los
romanos al dios del matrimonio, y cuyo origen se había buscado en vano
hasta ahora. Thalatthi significa “perteneciente a la costilla” que, con la termi-
10 De “Am,” “madre,” y “arka,” “tierra.” La primera letra aleph en ambas palabras se
pronuncia a menudo como o. Así, la pronunciación de la a en Am, “madre,” se
parece al griego omos “hombro.” Am, “madre,” viene de am, “sostener;” y de am,
pronunciado om, viene omos, el hombro que lleva las cargas. De aquí también viene
el nombre Oma, como uno de los nombres de Bona Dea. Oma es, evidentemente, la
“Madre.” Ver Nota K.
461
nación romana se convierte en Thalatthius o Thalasius, “el hombre de la costilla.”
Y qué otro nombre más apropiado que este para Adán, como el dios
del matrimonio, que cuando le fue quitada la costilla, dijo: “Esto es ahora
hueso de mis huesos, y carne de mi carne; esta será llamada Varona, porque
del varón fue tomada.” Al principio, cuando Thalatth, la costilla, fue transformada
en una mujer, esa “mujer” fue, en un sentido muy importante, la
“Morada” o el “Templo” de Dios, y como todavía no había ocurrido la Caída,
todos sus hijos serían, por mera generación natural, los hijos de Dios. La
entrada del pecado en el mundo trastornó la constitución original de las cosas.
A pesar de esto, cuando se dio y se aceptó la promesa de un Salvador,
también se dio la morada renovada del Espíritu Santo, no para que ella pudiera
tener, por tanto, ningún poder en sí misma para procrear hijos para Dios,
sino solamente para que ella pudiera cumplir debidamente la parte de madre
para una descendencia espiritualmente viva, para aquellos a quienes Dios
resucitaría por Su libre gracia, y los llevaría de la muerte a la vida. El paganismo
tuvo en cuenta todo esto de buena gana, y enseñaba a sus seguidores,
tan pronto como estaban preparados para recibirlo, que la identificación era
esa morada renovada del Espíritu de Dios en la mujer, y así esto la deificó. A
Rea, “la que mira fijamente,” la madre de la humanidad, se le identificó con
Cibeles, “la que ata con cuerdas,” o con Juno, “la Paloma,” es decir con el
Espíritu Santo. Así, en el blasfemo sentido pagano, ella llegó a ser Athor, “la
Morada de Dios,” o Sacca, o Sacta, “el tabernáculo” o “el templo” en quien
mora “corporalmente toda la plenitud de la Divinidad.” De este modo, ella
llegó a ser Eva, “La que vive,” no en el sentido en que Adán le dio ese nombre
a su esposa después de la Caída, cuando la esperanza de la vida más allá
de la muerte les fue presentada tan inesperadamente tanto a él como a ella;
sino en el sentido de comunicadora de la vida espiritual y eterna para los
hombres, pues a Rea se le llamó la “fuente de los bienaventurados.”12 Entonces,
lo que hizo esta mujer deificada fue hacerse indispensable para la procreación
de hijos espirituales para Dios en este mundo caído. Viéndolo desde
este punto de vista, se aclarará en seguida el significado del nombre dado a la
diosa babilónica en 2 Reyes 17 :30. Muy frecuentemente se ha supuesto que
el nombre Sucot-benot es una palabra plural que se refería a las garitas o
tabernáculos usados en Babilonia para propósitos infames. Pero, tal como
observó Clérico (lib. I. Los Caldeos, secc. 2. cap. 37), cuya opinión, según él,
es la misma de los rabinos, se trataba del nombre de un ídolo, según lo demuestra
claramente el contexto (versículos 29, 30): “Pero cada nación se hizo
sus dioses, y los pusieron en los templos de los lugares altos que habían hecho
los de Samaria; cada nación en su ciudad donde habitaba. Los de Babilonia
hicieron a Sucot-benot.” Aquí se habla, evidentemente, de un ídolo; y como
el nombre es femenino, ese ídolo tiene que haber sido la imagen de una diosa.
Entonces, tomado en este sentido, y a la luz del sistema caldeo, el significado
de “Sucot-benot,” aplicado a la diosa babilónica es solamente el de “El taber-
11 CATULO, Epitalamio, p. 98.
12 Fragmento Orfico, en BRYANT, vol. III. p. 238.
462
náculo del hijo en gestación.”13 Cuando se perfeccionó el sistema babilónico,
se representó a Eva como la primera que ocupó este lugar, y el mismo nombre
Benot, que significa “embarazo,” explica también cómo resultó que esta mujer
que, como Hestia o Vesta, se llamó a sí misma la “Morada,” tenía el crédito
de “haber inventado el arte de edificar casas” (SMITH, sub voce “Hestia”).
Banah, el verbo del cual se deriva Benot, significa a la vez “procrear hijos” y
“edificar casas,” lo que equivale a considerar metafóricamente la procreación
de los hijos como la “edificación de la casa,” es decir, de la familia.
Mientras que el sistema pagano, en cuanto se refiere a la madre-diosa, se
fundamentó en esta identificación de las madres celestiales y terrenales de los
“bienaventurados” inmortales, a cada uno de este par de divinidades se les
celebraba, sin embargo, como si tuvieran, en algún sentido, una individualidad
diferente; y, en consecuencia, todas las diferentes encarnaciones de la
simiente-Salvador se representaban como nacidas de dos madres. Es bien
sabido que el de la madre doble, o el de las dos madres, eran epítetos distintivos
aplicados a Baco. Ovidio da la razón para la aplicación de estos epítetos
a aquel que ha surgido del mito, a aquel que cuando estaba en gestación fue
rescatado de las llamas en que murió su madre, siendo cosido al muslo de
Júpiter, y que luego nació a su debido tiempo. Sin inquirir sobre el significado
secreto de todo esto, es suficiente con decir que Baco tuvo dos madresdiosas,
pues no sólo fue concebido por Semele, sino que fue traído al mundo
por la diosa Ipa (PROCULO, en Timaeum, lib. II. secc. 124, pp. 292, 293).
Sin duda, esto es lo mismo a lo que se hace referencia cuando se dice que
después de la muerte de Semele, su tía Ino hizo las veces de madre y de
nodriza para él. Esto mismo aparece en la mitología de Egipto, pues allí
leemos que Osiris, bajo la forma de Anubis, al ser dado a luz por Neftis, fue
adoptado y criado como su propio hijo por la diosa Isis. Como consecuencia
de esto, la Terna favorita llegó a ser en todas partes el dos madres y el hijo.
En Wlkinson, vol. VI. lámina 35, el lector encontrará una Terna divina integrada
por Isis y Neftis, y el hijo de Horus entre ellas. En Babilonia, lo dicho
por Diodoro (lib. II. p. 69) demuestra que en un tiempo, la Terna la formaban
allí dos diosas y el hijo: Hera, Rea y Zeus ; y, de igual manera, en Roma, la
Terna en el Capitolio la formaban Juno, Minerva y Júpiter, el cual cuando
estaba acompañado por Juno y por la diosa Fortuna, era adorado como “Júpiter
niño,” o “Júpiter hijo” por las matronas romanas (CICERON, De Divinatione,
lib. II. cap. 41, vol. III. p. 77). Parece que esta especie de Terna divina se
remonta a tiempos muy antiguos entre los romanos, pues se dice tanto por
Dionisio Halicarnaso como por Livio, que poco después de la expulsión de
los tarquinos hubo en Roma un templo en el cual se adoraba a Ceres, Liber y
Libera (DIONISIO HALICARNASO, vol. I. pp. 25, 26 ; y LIVIO, vol. I. p.
233).
13 Es decir, la Habitación en la cual mora el Espíritu de Dios, para los propósitos de
engendrar hijos espirituales.
463
NOTA J
El Significado del Nombre Astarté
De que Semíramis con el nombre de Astarté fue adorada no solamente como
encarnación del Espíritu de Dios, sino como la madre de la humanidad, tenemos
muy clara y satisfactoria evidencia. No hay duda de que la “diosa siria”
era Astarté (LAYARD, Nínive y sus Ruinas, vol. II. p. 456). Atenágoras
(Legatio, vol. II. p. 179), y Luciano (De Dea Syria, vol. III. p. 382) identifican
a la diosa asiria, o Astarté, con Semíramis. Estos testimonios con respecto
a Astarté, o la diosa siria, como Semíramis en uno de sus aspectos, son
bastante decisivos. 1. El nombre Astarté, aplicado a ella, se refiere a que es
Rea o Cibeles, las diosas que llevan una torre, la primera, como dice Ovidio
(Obras, vol. III., Fastos, lib. IV. ll. 219, 220), la que “hacía (torres) en las
ciudades,” pues encontramos en Layard, en la página ya mencionada, que en
el templo asirio de Hierópolis, “a ella [a la diosa siria o Astarté] se le representaba
de pie sobre un león y coronada con torres.” Ningún nombre podría
describir más exactamente el carácter de Semíramis como reina de Babilonia,
que el nombre de “Asht-tart,” pues significa precisamente “la mujer que hace
torres.” En todas partes se acepta que la última sílaba “tart” viene del verbo
hebreo “Tr.” Sin embargo, siempre se ha dado por supuesto que “Tr” sólo
significa “girar.” Pero tenemos evidencia de que en nombres derivados de él,
también significa “ser redondo,” “rodear,” o “encerrar.” En masculino encontramos
“Tor,” usado por “una banda o hilera de joyas en torno a la cabeza”
(ver PARKHURST, sub voce, Nº II., y también a GESENIO). Y en el
femenino, como aparece en HESIQUIO (Léxico, p. 925) encontramos que el
significado se manifiesta más decisivamente: Turis o peribolos tou teijous.
Turis es sólo la forma griega de Turit, pues la t final se ha convertido en s,
según el genio de la lengua griega. Entonces, Ash-turit, que es obviamente lo
mismo que el hebreo “Ashtoreth,” es exactamente “la mujer que hizo la muralla.”
Considerando cuán continuamente se atribuyó a Semíramis la gloria
de ese acontecimiento con respecto a Babilonia, no sólo por Ovidio (Metamorfosis,
lib. IV. fab. 4, l. 58, vol. II. p. 177), sino por Justino, Dionisio, Afer,
y otros, tanto que el nombre así como la corona mural sobre la cabeza de esa
diosa, resultaban muy apropiados. Como confirmación del significado del
nombre Astarté, puedo aducir un epíteto aplicado a la Diana griega que, en
Efeso, llevaba en la cabeza una corona en forma de torre, y se le identificaba
con Semíramis, lo que no es poco interesante. Esto está contenido en la
siguiente cita de Livio (lib. XLIV. cap. 44. vol. VI. pp. 57, 58): “Cuando las
noticias sobre la batalla [cerca de Pidna] llegaron a Anfípolis, las matronas
corrieron todas al templo de Diana, a quien ellas llamaban Taurópolos, para
implorar su ayuda.” “Taurópolos,” de Tor, “torre” o “fortificación que rodea,”
y Pol, “hacer,” significa claramente “la que hace torres,” o “la que hace
fortificaciones al rededor;” y a ella acudían, naturalmente, como diosa de las
fortificaciones, cuando temían un ataque sobre su ciudad.
Semíramis, al ser deificada como Astarté, fue exaltada a los más altos honores,
y su cambio en una paloma, como ya hemos demostrado, le fue aplicado
464
evidentemente cuando la distinción de sexo se le atribuyó blasfemamente a la
Divinidad, para identificarla con el nombre de Madre de los dioses, con ese
Espíritu divino, sin cuya acción ningún hijo de Dios podía nacer, y cuyo
emblema en el lenguaje simbólico de las Escrituras era la Paloma, así como el
del Mesías era el Cordero. Puesto que el Espíritu de Dios es la fuente de la
sabiduría, tanto la material como la espiritual, y al que se le atribuyen las
artes y los inventos, y toda clase de habilidades (Exodo 31:3 y 35:31), así a la
Madre de los dioses, en quien, según se pretendía, se había encarnado ese
Espíritu, se le celebró como la creadora de algunas de las artes y de las ciencias
más útiles (DIODORO SICULO, lib. III. p. 134). De aquí también el
carácter atribuido a la Minerva griega, cuyo nombre Atena, como hemos visto
razonable concluir, sólo es un sinónimo de Beltis, el bien conocido nombre
de la diosa asiria (ver ante, pp. 20, 21, Nota). Atena, la Minerva de Atenas, se
conoce universalmente como la “diosa de la sabiduría,” la inventora de las
artes y de las ciencias. 2. El nombre Astarté significa también “La que hace
investigaciones;” con esta significación también se le aplicaba a Cibeles o a
Semíramis, simbolizadas por la Paloma. Que este es uno de los significados
del nombre Astarté, puede verse comparándolo con los nombres afines Asterie
y Astrea (en griego Astraia), que se forman tomando el último miembro de la
palabra compuesta en el masculino, en lugar del femenino, Teri o Tri (pronunciado
el último como Trai o Trae), que tienen el mismo sentido que Tart.
Asterie era la esposa de Perseo, el asirio (HERODOTO, lib. VI. p. 400), que
fue el fundador de los Misterios (BRYANT, vol. III. pp. 267, 268). Como a
Asterie se le representaba como la hija de Bel, esto implica un lugar similar al
de Semíramis. Astrea era, además, la diosa de la justicia, y se identificaba
con la virgen celestial Temis, cuyo nombre significa “la perfecta,” la que
daba los oráculos (OVIDIO, Metamorfosis, lib. I. fab. 7, vol. II. p. 30), y que,
habiendo vivido en la tierra antes del diluvio, la abandonó justamente antes
de que ocurriera esa catástrofe (Ibid. Nota). Temis y Astrea se diferenciaban
algunas veces; y otras, se identificaban; pero ambas tenían el mismo carácter
como diosas de la justicia (ver Gradus ad Parnassum, sub voce, “Justicia”).
Obviamente, la explicación de la discrepancia es que el Espíritu se consideraba
unas veces como encarnado; y otras, no. Cuando se encarnaba, Astrea era
hija de Temis. ¿Qué nombre conviene más exactamente con el carácter de
diosa de la justicia que el Ash-trai-a, “la que investiga”? Y, ¿qué nombre
podía mostrar más apropiadamente una de los caracteres de ese Espíritu divino
que “todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”? Como Astrea o Temis
era “Fatidica Themis,” “Temis, la profética,” esta también es otra característica
del Espíritu, pues de ¿dónde puede venir cualquier oráculo verdadero, o
inspiración profética, sino del Espíritu inspirador de Dios? Entonces, ¿qué
puede convenir más exactamente con la afirmación del Génesis con respecto
al Espíritu de Dios, que la aseveración de Ovidio de que Astrea fue el último
de los celestiales que permaneció en la tierra, y que el abandonarla, fue la
señal para la lluvia del diluvio destructor? El anuncio del diluvio venidero se
hace en las Escrituras con estas palabras (Génesis 6:3): “No contenderá mi
espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas
serán sus días ciento veinte años.” Y el Espíritu estuvo luchando todos estos
465
120 años; y cuando los hombres llegaron al extremo, el Espíritu ya no luchó
más, y abandonó la tierra, y dejó al mundo entregado a su destino. Pero, aun
cuando el Espíritu de Dios abandonó la tierra, no abandonó la familia del
justo Noé. El entró en el arca con el patriarca; y cuando ese patriarca salió de
su prolongado encerramiento, salió junto con él. De este modo, los paganos
tenían un fundamento histórico para sus mitos de la paloma posada como
símbolo del arca en las aguas babilónicas, y saliendo de ella, la diosa siria, o
Astarté - lo mismo que Astrea. A Semíramis, entonces, como Astarté y adorada
como la paloma, se le consideraba como la encarnación del Espíritu de
Dios. 3. Así como Baal, el Señor del Cielo, tenía su emblema visible, el sol,
así también Beltis, la Reina del Cielo, debía tener el suyo: la luna, que en otro
sentido era “Asht-tart-é,” “la que gira,” pues no hay duda de que Tart significa
comúnmente “girar.” 4. Pero todo el sistema tenía que ser reajustado.
Como la madre de los dioses era por igual la madre de la humanidad,
Semíramis o Astarté, también debía identificarse con Eva; y el nombre de
Rea que, según la Crónica Pascal, vol. I. p. 65, se le dio a ella, comprueba
suficientemente su identificación con Eva. Aplicado a la madre común de la
raza humana, el nombre de Astarté es singularmente apropiado, pues como
ella era la Idaia mater, “La madre del conocimiento,” la cuestión es esta:
“¿Cómo llegó ella a ese conocimiento”? A esto, la respuesta sólo puede ser:
“Por las fatales investigaciones que ella hizo.” Fue un tremendo experimento
el que ella realizó cuando, oponiéndose al mandamiento divino, y a pesar de
la amenaza del castigo, ella se aventuró a “buscar” en ese conocimiento prohibido
lo que su Hacedor – en Su bondad – había apartado de ella. Así, ella
tomó la delantera en ese camino desafortunado del cual hablan las Escrituras:
“Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones”
(Eclesiastés 7:29). Semíramis, deificada como la Paloma, era Astarté en la
forma más graciosa y benigna. Lucio Ampelio (en el Libro ad Macrinum
apud BRYANT, vol. III. p. 161) la llama “Deam beningnan et misericordem
hominibus ad vitam bonam,” “La diosa benigna y misericordiosa para los
hombres” (llevándolos) “a una vida buena y feliz.” Con relación a esta benignidad
de su carácter, es evidente que se le atribuyen tanto los títulos de
Afrodita y Milita. El primero lo he explicado en otro lugar como la
“amortiguadora de la ira,” y el segundo, concuerda exactamente con el primero.
Milita, o Mulita, como se dice en griego, significa “La mediadora.” El
hebreo Melitz, que en caldeo se convierte en Melitt, se emplea evidentemente
en Job 33:23 con el sentido de mediador: “Algún elocuente MEDIADOR
[Melitz] muy escogido, que anuncie al hombre su deber; que le diga que Dios
tuvo de él misericordia, que lo libró de descender al sepulcro[que halló redención].”
Parkhurst toma la palabra en el sentido de “ser dulce” y la deriva
de “Mitz.” El femenino de Melitz es Melitza, nombre del cual se deriva
Melisa, “abeja” (la endulzadora o la productora de dulzura), un nombre común
para las sacerdotisas de Cibeles; y, como podemos inferir, de Cibeles
como Astarté, o la misma Reina del Cielo pues, según Porfirio, “los antiguos
llamaban Melisa a la sacerdotisa de Demeter,” y añade que también “llamaban
Melisa a la luna” (De antro Nympharum, p. 18). Además, tenemos evidencia
que es suficiente para identificar este título como un título referente a
466
Semíramis. Melisa o Melita (APOLODORO, vol. I. lib. II. p. 110), pues el
nombre se le daba en ambos sentidos, es decir, por haber sido la madre de
Foroneo, el primero que reinó, y en cuyos días ocurrió la dispersión de la
humanidad, por las divisiones que hubo entre los hombres, donde antes había
reinado la armonía y se hablaba un solo lenguaje (Higinio, fab. 143, p. 114).
No existe ningún otro que no sea Nimrod a quien pueda aplicársele esto; y,
como Nimrod llegó a ser adorado como Nin, el hijo de su propia esposa, la
identificación resulta exacta. Melita, entonces, la madre de Foroneo, es la
misma Mylitta, el bien conocido nombre de la Venus babilónica, nombre este
que siendo el femenino de Melitz, el Mediador, significa por tanto la Mediadora.
Otro nombre dado también a la madre de Foroneo, “el primero que
reinó,” es Archia (LEMPRIERE; ver también SMITH, p. 572). Archia significa
“Espiritual,” (del hebreo “Rkh,” “Espíritu,” que en Egipto también es
“Rkh” – BUNSEN, vol. I. p. 516, No. 292 – , y que en caldeo se convierte en
Arkh, con la a protésica).14 Es evidente que de la misma raíz viene el epíteto
Architis, aplicado a la Venus que llora por Adonis.15 Venus Architis es la
Venus espiritual.16 Así, entonces, la esposa y madre del primer rey que reinó
fue conocida como Archia y como Melita, en otras palabras, como la mujer
en quien se encarnó el “Espíritu de Dios,” apareciendo así como la “Dea
Benigna”, “La Mediadora” para los mortales pecadores. La primera forma
de Astarté como Eva, trajo el pecado al mundo; la segunda forma, antes del
diluvio, fue como diosa vengadora de la justicia. Esta forma fue la de “Benigna
y Misericordiosa.” Así también, Semíramis o Astarté, como Venus, la
diosa del amor y de la belleza, llegó a ser “La ESPERANZA de todo el mundo,”
y los hombres recurrieron de buena gana para la “mediación” de alguien
tan tolerante con el pecado.
NOTA K
Oannes y Souro
La razón para creer que Oannes, de quien se decía que había sido la primera
de las criaturas fabulosas que salieron del mar e instruyeron a los babilonios,
se representara como pez con cuernos de cabra, es como sigue: Primero, el
nombre de Oannes, como se demostró en otro lugar, es solamente la forma
griega de He-anesh, o “el hombre,” que es un sinónimo del nombre de nuestro
primer padre Adán. Se puede probar que Adán fue el Pan original, a quien
también se llamó Inuus (ver DYMOCK, sub voce “Inuus”), que sólo es otra
forma de pronunciación de Anosh, sin el artículo, que en nuestra traducción
14 El hebreo Dem, sangre, en caldeo se convierte en Adem; de igual manera que Rkh
se convierte en Arkh.
15 MACROBIO, Saturnal, lib. I. cap. 21. p. 10, F.
16 En OUVAROFF (Secc. 6, p. 102) leemos que la madre del tercer Baco fue Aura; y
Orfeo dice que Featón ha sido el hijo perinekeos aeros del “aire difundido por todas
partes” (LACTANCIO, lib. I. cap. 5, p. 10). La relación en el lenguaje cifrado entre
el viento, el aire y el espíritu explica significativamente estas afirmaciones, y muestra
su significado real.
467
del Génesis 5:7, se convierte en Enós, nombre aceptado universalmente como
genérico para hombre débil y enfermo, después de la Caída. La o de Enós es
lo que se llama vau, que unas veces se pronuncia como o, otras como u, y
algunas veces como v o w. Por tanto, una pronunciación legítima de Enós es
Enús o Enws, al igual de Inuus, el antiguo nombre romano de Pan. El nombre
de Pan significa “el que se desvía.” Como la palabra hebrea para “rectitud”
significa “andar por el camino recto,” así toda desviación de la línea
recta del deber es pecado. Hate, la palabra para pecado, significa generalmente
“desviarse de la línea recta.” Se admite que Pan, la cabeza o jefe de los
sátiros, es decir, “el primero de los ocultos”, pues Sátiro o Satur, “El Oculto”,
son evidentemente la misma palabra; y Adán fue el primero de los hombres
que se ocultó. Se dice que Pan amaba a una ninfa llamada Pitho, o Pitys
(SMITH, sub voce “Pan”), y que Pitho o Pitys son solamente el nombre de la
mujer seductora, que habiendo sido seducida, desempeñó el papel de seductora
de su esposo, y lo indujo a dar el paso, a consecuencia del cual mereció
el nombre de Pan, “el hombre que se desvió.” Pitho o Pitys viene evidentemente
de Peth o Pet, “seducir,” del cual también se deriva el nombre de la
famosa serpiente Pitón. Esta conclusión con respecto a la identidad personal
de Pan y de Pitho se confirma grandemente por los títulos dados a la esposa
de Fauno. “Fauno”, dice Smith (Ibid) “es solamente otro nombre para Pan.”17
La esposa de Fauno se llamaba Oma, Fauna, y Fatua (Ibid, sub voce “Bona
Dea”), nombres que significan claramente “la madre que se desvió por ser
seducida.”18 A esta madre seducida también se le llama indiferentemente “la
hermana, la esposa, o la hija” de su esposo; y como esto concuerda con el
parentesco entre Eva y Adán, el lector no necesita que se le diga más.
Uno de los títulos de Pan era el de Capricornio, o “El de cuernos de cabra”
(DYMOCK, sub voce “Pan”), y el origen de este título debe rastrearse en lo
que ocurrió cuando nuestro primer padre se convirtió en la Cabeza o Jefe de
los Sátiros, o “el primero de los Ocultos,” cuando huyó para esconderse.
Berkha, “fugitivo,” también significa “cabro.” De aquí viene el epíteto de
Capricornio, o “cuernos de cabro,” aplicado a Pan. Pero como Capricornio
se representaba generalmente en el zodíaco como el “pez-cabro;” entonces, si
Capricornio representaba a Pan, o a Adán, o a Oannes, esto demuestra que él
debe ser Adán después de haber pasado, en virtud de la metempsicosis, por
las aguas del diluvio. El cabro, como símbolo de Pan, al representar a Adán,
el primer padre de la humanidad, combinado con el pez, el símbolo de Noé,
el segundo padre de la raza humana, y tanto de Nimrod como de Cronos, “el
padre de los dioses,” fue una nueva encarnación de Souro “la simiente.” Entre
los ídolos de Babilonia, como se ve en KITTO, Comentario Ilustrado, vol.
17 En caldeo, la misma letra que se pronuncia P, también se pronuncia como Ph, es
decir F, por tanto, Pan es solamente Faun.
18 El nombre de Fatua viene evidentemente del mismo verbo que Pitho o Pitus, es
decir, Pet, o Phet. En sentido activo encontramos Fatuus usado comúnmente en la
bien conocida expresión Ignis fatuus. En sentido pasivo, se encuentra en la frase
“una persona fatua.”
468
IV. p. 31, encontramos una representación de este Capricornio, o pez con
cuernos de cabro; y Beroso nos dice (“Berosiana” en BUNSEN, vol. I. p.
708), que las bien conocidas representaciones de Pan, de las cuales Capricornio
es una modificación, se encontraban en Babilonia en los tiempos más
remotos. Puede allegarse mucha mayor evidencia sobre este asunto, pero
dejo a la decisión del lector si lo anteriormente dicho no aclara suficientemente
el origen de la notable figura del Zodíaco, “El pez con cuernos de
cabro.”
NOTA L
La identidad del Odín escandinavo y del Adón de Babilonia
1. El Nimrod, o Adón, o Adonis de Babilonia fue el gran dios guerrero, lo
mismo que Odín.
2. Nimrod, con el carácter de Baco, fue considerado como el dios del vino;
a Odín, se le representa tomando vino como único alimento. Así leemos
en el Edda: “Como [Odín] no tenía necesidad de alimento, el vino reemplazaba
cualquier otro alimento para él, según lo que se dice en estos
versos: “El ilustre padre de los ejércitos engordó sus dos lobos con su
propia mano, pero el victorioso Odín no toma otro alimento que el que
proviene de tomar vino sin interrupción” (MALLET, Fábula. 20, vol. II.
p. 106). 3. El nombre de uno de los hijos de Odín, indica el significado
del propio nombre de Odín. Balder, por cuya muerte hubo tanta lamentación,
parece evidente que es solamente la forma caldea de Baal-zer, “la
simiente de Baal,” pues es bien sabido que la z hebrea se convierte frecuentemente
en d en el caldeo posterior. Tanto Baal como Adón significan
“Señor;” y, por tanto, si se acepta que Balden sea la simiente o el hijo
de Baal, esto equivale a decir que es el hijo de Adón; en consecuencia,
Adón y Odín deben ser lo mismo. Esto, por supuesto, deja a Odín en
segundo plano, haciendo que su hijo sea el objeto de lamentación, y no él
mismo; pero en Egipto ocurrió lo mismo, pues allí, a Horus, el hijo, se le
representa algunas veces despedazado, como lo había sido Osiris. Clemente
de Alejandría dice (Cohortatio, vol. I. p. 30), “lloraban a un niño
despedazado por los titanes.” Las lamentaciones por Balder son una clara
réplica de las lamentaciones por Adonis; y, por supuesto, si Balder fue,
como lo demuestran las lamentaciones, la forma favorita del Mesías escandinavo,
fue Adón, o “El Señor,” al igual que su padre. 4. Entonces,
finalmente, el nombre del otro hijo de Odín, el poderoso y belicoso Thor,
confirma todas las conclusiones siguientes. Cuando la idolatría surgió de
nuevo, Ninyas, el hijo de Nino o Nimrod, al morir su padre, fue ensalzado
como Adón, “el Señor,” por la naturaleza misma del sistema místico. Así
como Odín tuvo un hijo llamado Thor, así también el segundo Adón asirio
tuvo un hijo llamado Thouros (CEDRENO, vol. I. p. 29). El nombre
Thouros parece ser solamente otra forma de Zoro, o Doro, “la simiente,”
pues Focio nos dice que entre los griegos Thoros significaba “Simiente”
(Léxico, part. I. p. 93). La D se pronunciaba frecuentemente como Th; y
Adón se pronunciaba Athon en hebreo.
469
NOTA M
El despojamiento de los vestidos de los iniciados en los Misterios
El pasaje de Proclo, citado antes, es traducido de forma diferente por los
distintos traductores. En la forma en que lo he citado, es casi la misma traducción
de Taylor. Este parte de la traducción hecha por el traductor latino en
la edición de Hamburgo, 1618, con respecto a la palabra “despojado de sus
vestiduras,” que en el original es gumnitas, por “velites,” o “soldados con
armas livianas.” Pero, al examinar cuidadosamente el pasaje, se encontrará
que esa versión de Taylor con respecto al significado y aplicación de esa
palabra, es completamente correcto, pero al interpretarla como “soldados con
armas livianas,” se confunde completamente el sentido. En el Léxico Griego
de DONNEGAN, gumnites es sinónimo de gumnes que, en su significado
primario quiere decir desnudo. En el Léxico de LIDDEL y SCOTT, no aparece
gumnites, sino gumnetes, y allí se dice que como substantivo gumnetes
significa “soldado con armas ligeras,” pero cuando es adjetivo significa desnudo.
Ahora, el contexto demuestra que gumnitas o gumnetas debe usarse
como adjetivo. Además, los contextos anterior y posterior hacen evidente
que debe significar “desnudo” o “desprovisto de vestiduras.” La misma frase
establece una comparación. Doy las palabras de la comparación en la versión
latina mencionada: “Et quemadmodum....[y luego aparecen las palabras que
he citado en el texto]...eodem modo puto et in ipsa rerum universarum
contemplatione rem se habere.” En la frase anterior, del alma o de la persona
que se entrega propiamente a la contemplación del universo y de Dios, se
dice que para hacerlo así: “Contrahens se totam in sui ipsius unionem, et in
ipsum centrum universae vitae, et multitudinem et varietatem omnigenarum
in ea comprehensarum facultatem AMOVENS, in ipsam summam ipsorum
Entium speculam ascendit.” Entonces en el pasaje siguiente la frase en cuestión
expresa la idea de remover todo lo que pueda impedir la unión perfecta
del alma, “et omnibus OMISSIS atque NEGLECTIS,” etc. Aquí el asunto es
que como el iniciado necesitaba estar completamente desnudo para conseguir
todos los beneficios de la iniciación, asimismo el alma necesitaba desnudarse
de todo lo que pudiera impedirle elevarse a la contemplación de las cosas tal
como ellas son realmente.
Sólo hay otra cosa que debe ser observada y es que la duda que pueda surgir
en cuanto a “cómo dirían” las palabras entre paréntesis, tal como aparecen en
el original o como las traduce Taylor, con relación a las palabras que anteceden
o que siguen en el texto. Las palabras de la traducción de Taylor son:
“despojados de sus vestiduras, como decían ellos, participaban de la naturaleza
divina.” Aquí no está claro cuál de las cláusulas debe ser afectada, lo que
puede disculparse sólo por el usus loquendi. Ahora, el usus loquendi en Proclo
es decisivo, al demostrar que ellas califican lo que sigue. Así, en el libro I,
cap. 3. p. 6 encontramos lo siguiente: “El pináculo del alma, y como (ellos
dicen) la flor; y de nuevo (Ibid. cap. 7, p. 16), “y todo (así se dice) participa de
la inspirada sabiduría.” Por estos pasajes, el tratamiento de Proclo es claro y,
por tanto, mientras conservo las palabras de la traducción de Taylor, he arre470
glado la última cláusula para darle más claridad a lo que quiere decir el autor
original.
NOTA N
Zoroastro, la Cabeza o Jefe de los Adoradores del Fuego
Que Zoroastro fue la Cabeza o el Jefe de los adoradores del fuego, puede
comprobarse entre otras evidencias, con la siguiente. No hay que decir que el
nombre de Zoroastro es casi sinónimo de adorador del fuego; al respecto, el
testimonio de Plutarco es de peso: “Plutarchus agnoscit Zoroastrem apud
Chaldaeos Magos instuisse, ad quorum imitationem Persae etiam sus
habuerunt.19 Arabica quoque Historia (ab Erpenio edita) tradit Zaradussit
non primum instituisse, sed reformasse religionem Persarum et Magorum,
qui divisi erant in plures sectas” (CLERICO, lib. I. De Chaldaeis, secc. I.
cap. 2, vol. II. p. 195), “Plutarco reconoce que Zoroastro instituyó los magos
entre los caldeos, a imitación de los que también tenían los persas. La historia
árabe (editada por Erpenio) también relata que Zaradusit o Zardust, no los
instituyó por primera vez, sino que (sólo) reformó la religión de los persas y
de los magos, que habían estado divididos en sectas.” El testimonio de Agatías
es del mismo tenor. El opina que el culto al fuego pasó de los caldeos a los
persas, lib. II. cap. 25. pp. 118, 119. Que los magos entre los persas eran los
guardianes del “fuego sagrado y eterno” puede suponerse por Curcio (lib. III.
cap. 3. pp. 41, 42), quien dice que el fuego era llevado entre ellos “en altares
de plata;” de lo dicho por Estrabón (Geografía, lib. XV. p. 696) de que “los
magos mantenían sobre el altar una cantidad de brasas y un fuego imperecedero,”
y de lo dicho por Heródoto (lib. I. p. 63), de que “sin ellos ningún
sacrificio podía ofrecerse.” La adoración al fuego era parte esencial del sistema
de los magos persas (WILSON, La Religión Persa, pp. 228-235). Ellos
no pretendían haber inventado este culto al fuego, pero su historia popular
remonta su origen a los días de Hoshang, el padre de Tahmurs, el fundador de
Babilonia (WILSON, pp. 202, 203 y 579), es decir, en tiempos de Nimrod.
Como confirmación de esto, hemos visto que un fragmento de Apolodoro
(Müller, 68) hace de Nino la cabeza o jefe de los adoradores del fuego. Layard,
al citar este fragmento, supone que Nino sea alguien diferente a Zoroastro
(Nínive y sus Ruinas, vol. II. p. 443, Nota); pero puede probarse que aunque
muchos otros llevan el nombre de Zoroastro, todas las líneas de evidencia
convergen en el sentido de que Nino, Nimrod y Zoroastro fueron la misma
persona. Las leyendas sobre Zoroastro dicen que él fue conocido no sólo
como mago, sino como guerrero (ARNOBIO, lib. I. p. 327). Platón dice que
Eros Armenio de quien CLERICO, De Chaldaeis, dice, vol. II. p. 195, que
había sido el propio cuarto Zoroastro, muerto y resucitado de nuevo después
de diez días, pues había sido muerto en cambate, y que lo que él pretendía
haber aprendido en el Hades, lo comunicaba a los hombres en su nueva vida
19 La gran antigüedad de la institución de los magos se comprueba con lo dicho por
Aristóteles, ya mencionado, conservado en el Theopompus, lo que hace que ellos
sean “más antiguos que los egipcios,” cuya antigüedad es bien conocida. – (Theopompi
Fragmenta en MULLER, vol. I. p.280).
471
(PLATON, De Republica, lib. X. vol. II. p. 614). Hemos visto que la muerte
de Nimrod, el Zoroastro original, no fue la de un guerrero muerto en combate;
sin embargo, esta leyenda del guerrero Zoroastro está completamente en
favor de la suposición de que el Zoroastro original, la Cabeza o Jefe original
de los magos, no fue solamente un sacerdote, sino un rey guerrero. En todas
partes se encuentran los zoroastrianos, o adoradores del fuego, llamados
guebros o gabros. Génesis 10:8 demuestra que Nimrod fue el primero de los
“gabros.”
Así como Zoroastro fue la Cabeza o Jefe de los adoradores del fuego, así
también lo fue Tamuz. Ya hemos visto suficientes pruebas sobre la identidad
de Tamuz y Nimrod, pero unas pocas palabras pueden probarlo más decisivamente,
y arrojar más luz sobre el primitivo culto al fuego. 1. En primer lugar,
está comprobado que Tamuz y Adonis son la misma divinidad. Jerónimo,
que vivió en Palestina cuando se observaban los ritos de Tamuz, al mismo
tiempo en que él se dedicaba a escribir, identifica expresamente a Tamuz con
Adonis (vol. II. p. 353), en su Comentario sobre Ezequiel VIII, 14, donde las
mujeres judías lloraban por Tamuz; y el testimonio de Jerónimo sobre este
asunto es aceptado universalmente. Entonces, la primera forma en que se
celebraron los ritos de Tamuz o Adonis en Siria, eran esencialmente los mismos
ritos de Osiris. Lo dicho por Luciano (De Dea Syria, vol. III. p. 454)
demuestra esto en forma notable, y Bunsen (vol. I. p. 443) lo admite categóricamente.
La identidad de Osiris y Nimrod ha sido probada extensamente en
esta obra; por tanto, cuando Tamuz o Adonis se identifica con Osiris, la identificación
de Tamuz con Nimrod es evidente. Y, en consecuencia, esto concuerda
completamente con lo dicho por Bion en su Lamento por Adonis,
donde muestra a Venus como una bacante, en un arrebato de dolor, después
de la muerte de Adonis, por entre los bosques y los valles, “llamando a su
esposo asirio” (BION, Idilio, Id. I. v. 24 en Poetae Minores Graeci, p. 304).
Igualmente concuerda con lo dicho por Maimónides en el sentido de que
cuando Tamuz fue muerto, la gran escena de llanto por su muerte fue en el
templo de Babilonia (ver ante, p. 62). 2. Si Tamuz era Nimrod, el examen del
significado del nombre confirma la relación de Nimrod con el primer adorador
del fuego. Después de lo que se ha adelantado, no es necesario argumentar
para demostrar que así como los caldeos fueron los primeros que iniciaron
el nombre y el poderío de los reyes (SINCELO, vol. I. p. 169), y así como
Nimrod fue, incuestionablemente, el primero de esos reyes y, en consecuencia,
el primero que llevó el título de Moloc, o rey, así también fue en honor
suyo que “los hijos se hacían pasar por el fuego de Moloc.” Pero el propósito
de ese paso por el fuego fue, indudablemente, la purificación. El nombre de
Tamuz hace evidente referencia a esto, pues significa “perfeccionar,” es decir,
“purificar por el fuego;”20 y si Nimrod fue, como lo afirman la Crónica
Pascal (vol. I. pp. 50, 51) y la voz general de la antigüedad, el originador del
culto al fuego, este nombre expresa muy exactamente su carácter al respecto.
Sin embargo, es evidente que el verso zoroastriano, citado en otro lugar de
esta obra, de que el fuego mismo fue adorado como Tamuz, pues se le llamaba
“el Padre que perfeccionaba todas las cosas.” En un concepto, esto repre472
senta al fuego como el dios creador; pero, por otro, no había duda de que
hacía referencia a la “perfección” de los hombres mediante su “purificación.”
Y especialmente purificaba a aquellos a quienes consumía. Era la misma
idea que llevó, desde tiempos inmemoriales hasta hace poco, a las viudas de
la India a inmolarse en las piras funerarias de sus esposos, siendo considerada
bienaventurada la mujer que así se incineraba, pues se convertía en Suttee,21
es decir, “Pura por incineración.” Y, sin duda, esto también llevaba a resignarse
a los padres que sacrificaban realmente sus hijos a Moloc por el cruel
sacrificio, y fomentaba la creencia de que el fuego que los consumía, también
los “perfeccionaba” y hacía que ellos encontraran la felicidad eterna. Como
tanto el paso por el fuego como la incineración eran ritos esenciales en el
culto a Moloc o Nimrod, esto es una conclusión de que Nimrod era Tamuz.
Como sacerdote y representante de la perfección o purificación por el fuego,
fue el que se ocupó de la obra del perfeccionamiento y la purificación mediante
el fuego, y así fue llamado por su nombre.
Cuando volvemos a las leyendas de la India, encontramos la evidencia de un
resultado muy semejante al que hemos visto con respecto a Zoroastro y Tamuz,
como cabeza o jefe de los adoradores del fuego. La quinta cabeza de Brahma
que le fue cortada por infligir desgracias en los tres mundos por el “fulgor de
sus rayos deslumbrantes,” al que se alude en el texto de esta obra, lo identifica
con Nimrod. El hecho de que esa quinta cabeza se representaba leyendo
los Vedas, o libros sagrados producidos por las otras cuatro cabezas muestra,
creo yo, una sucesión.22 Volviendo a Noé, ¿cuál pudo ser esa sucesión? Tenemos
evidencia de Beroso de que, en los días de Belo, es decir, de Nimrod,
la costumbre de hacer representaciones como la de las dos cabezas de Jano,
ya había comenzado.23 Se supone, entonces, que Noé, por haber vivido en
dos mundos, tiene sus dos cabezas. Cam es la tercera, Cus la cuarta, y Nimrod
es, por supuesto, la quinta. Y esta quinta cabeza fue cortada por hacer lo
mismo por lo que fue cortada realmente la cabeza de Nimrod. Sospecho que
este mito hindú es la clave para entender el significado de una afirmación de
20 De tam, “perfeccionar,” y mus, “quemar.” En las Escrituras ser “puro de corazón,”
es lo mismo que ser de “corazón perfecto.” El bien conocido nombre de Deucalión ,
relacionado con el diluvio, parece ser un término correlativo de los adoradores del
agua. Dukh-kaleh significa “purificar lavándose,” de Dukh, “lavar” (CLAVIS
STOCKII, p. 233), y Khaleh, “completar” o “perfeccionar.” El substantivo del último
verbo, encontrado en 2 Crónicas 4:21, permite ver que la raíz significa “purificar,”
“oro perfecto,” siendo traducido por “oro puro” en la Versión de los Setenta.
Hay un nombre, aplicado algunas veces al rey de los dioses, que tiene alguna relación
con este asunto. Dicho nombre es “Akmón;” y, ¿cuál es su significado? Evidentemente
sólo es la forma caldea del hebreo Khmon, “el que quema,” que se convierte en
Akmón del mismo modo que el hebreo Dem, “sangre,” en caldeo es “Adem.” Hesiquio
dice que Akmón es Cronos, sub voce “Akmón.” En Virgilio (La Eneida, lib. VIII. l.
425) encontramos este mismo nombre compuesto para que sea un sinónimo exacto de
Tamuz, siendo Pyracmon el nombre de uno de los tres famosos cíclopes a que se
refiere el poeta. Hemos visto que los cíclopes originales fueron Cronos y sus hermanos,
y derivaban su nombre de “Pur,” la forma caldea de Bur, “purificar,” y “Akmón,”
lo que significa “El quemador que purifica.”
473
Plutarco que, según los términos de ella, es claramente absurda. Es como
sigue: Plutarco (en el libro cuarto de su Symposiaca, preg. 5, vol II. p. 670, B)
dice que “los egipcios opinaban que la obscuridad era anterior a la luz, y que
esta última [a saber, la luz] fue producida por los ratones en la quinta generación,
en tiempo de luna nueva.” En la India encontramos que la “luna nueva,”
se produce en sentido diferente al significado que tiene ordinariamente
ese término, y que la llegada de esa luna nueva no sólo era importante en la
mitología hindú, sino que se correspondía evidentemente con el período en
que la quinta cabeza de Brahma abrasaba el mundo con su insufrible resplandor.
El relato de esto es como sigue: Los dioses y la humanidad estaban
descontentos del todo con la luna que tenían, “porque no daba luz;” y, además,
las plantas eran enfermizas y los frutos no servían, por lo cual agitaron
el mar Blanco [o, como se dice comúnmente “agitaron el avispero”], cuando
todas las cosas se enredaron, es decir, cuando se produjo la confusión, fue
entonces cuando se estableció una luna nueva, con un nuevo cielo, que produjo
un total y nuevo sistema de cosas (Investigaciones Asiáticas, vol. IX. p.
98). Por las Antigüedades Indias de MAURICO, sabemos que en este mismo
tiempo de la agitación del avispero, la tierra se incendió, produciéndose una
gran conflagración. Pero en la India el nombre de la luna es Soma, o Som
(porque la a final es sólo una aspiración, y la palabra se encuentra en el nombre
del famoso templo de Somnaut, que significa “Señor de la Luna,” y la
luna en la India es de género masculino. Como tal cambio es simbólico, la
pregunta que surge naturalmente es, ¿qué podría significar la luna, o el regente
de la luna, el cual fue descartado en la quinta generación del mundo?
El nombre Som demuestra a un tiempo lo que él debe haber sido. Som es
exactamente el nombre de Sem, pues Sem viene de Shom, “señalar,” y se
representa legítimamente tanto por el nombre de Som, o Sem, como ocurre
en griego; y fue precisamente para librarse de Shem (bien después de la muerte
de su padre, o bien cuando los achaques de la ancianidad cayeron sobre él)
cuando el gran instructor del mundo, es decir, cuando el gran difusor de la luz
espiritual, que en la quinta generación del mundo fue precipitado en la confusión,
y la tierra fue incendiada. La propiedad de Shem comparada con la luna
aparece si consideramos la manera en que su padre Noé fue simbolizado evidentemente.
A la cabeza de una familia se le compara en forma divina con el
21 MOOR, Panteón, “Siva,” p. 43. El epíteto para una mujer que se incinera se escribía
“Sati,” pero se pronunciaba “Suttee.”
22 Los Vedas hindúes que existen en la actualidad, no parecen ser muy antiguos como
documentos escritos ; pero la leyenda se remonta mucho más atrás que cualquier otra
cosa ocurrida en la India. La antigüedad de la escritura parece ser muy grande, pero
de cualquier modo, no existía ningún documento escrito en los días de Nimrod, y un
Veda debería serlo mucho más. ¿Cuál es el significado de la palabra “Veda”? Evidentemente
sólo es lo mismo que el anglosajón Edda, con el digama prefijo; y ambos
vienen evidentemente de “Ed,” “testimonio,” “documento religioso,” o “confesión
de fe.” Tal “documento” o “confesión,” tanto oral como escrito, debe haber existido
desde el principio.
23 Berosiana, en BUNSEN, vol. I. p. 708.
474
sol, como en el sueño de José (Génesis 37:9), y puede ser fácilmente comprendido
cómo sería considerado Noé por la posteridad en general para ocupar
el lugar supremo como el sol en el mundo; y, según Bryant, Davies, Faber,
y otros, han convenido en reconocer a Noé simbolizado de tal manera por el
paganismo. Sin embargo, cuando su joven hijo, pues Sem era menor que
Jafet (Génesis 10:21) fue substituido por su padre, a quien el mundo había
considerado en comparación con la “gran lumbrera,” Sem sería comparado
naturalmente como la “luna menor” o la luna, por aquellos que sentían antipatía
por él y que se rebelaron en su contra. La producción de la luz por los
ratones en este período, viene a confirmar exactamente esta deducción. En
Caldea, un ratón es “Aakbar,” y Gheber, o Kheber en árabe, turco y algunos
de los demás dialectos orientales, se convierte en “Akbar,” como en el bien
conocido dicho musulmán, “Allar Akbar,” “Dios es grande.” Así que toda la
frase de Plutarco, al despojarla de su apariencia absurda, sólo significa esto:
que la luz fue producida por los guebros, o adoradores del fuego, cuando
Nimrod se levantó en contra de Sem, como el representante de Noé, el gran
instructor o iluminador del mundo.
NOTA O
La historia de Faetón
La identidad de Faetón y Nimrod tiene mucho en que apoyarse, además de la
evidencia prima facie que surge de la confirmación de que Faetón fue etíope
o cusita, y la semejanza de su destino al ser arrojado del cielo mientras conducía
el carro del sol, como “hijo del sol,” con el derrocamiento de Molk Gheber,
cuyo mismo nombre, como dios del fuego, lo identifica con Nimrod. 1. Se
dice por Apolodoro (vol. I. p. 354) que Faetón era hijo de Titón; pero si se
examina el significado del nombre Titón, es evidente que él fue el mismo
Titón. Titón fue el esposo de Aurora (DYMOCK, sub voce). En sentido
material, como ya hemos visto, Aurora significa “La que despierta la luz;” en
correspondencia con esto, Titón significa “El que enciende la luz,” o “El animador
del fuego.”24 En caldeo, “Faetón, el hijo Titón” es “Phaethon Bar
Tithon.” Pero esto también significa “Faetón el hijo del que enciende el fuego.”
Suponiendo entonces la identidad de Faetón y Titón, esto contribuye
para identificar a Faetón con Nimrod, pues Homero, como lo hemos visto (La
Odisea, lib. V. l. 121, p. 127) menciona el matrimonio de Aurora con Orión,
el cazador poderoso, cuya identidad con Nimrod está establecida. Entonces,
el nombre del celebrado hijo que nació de la unión entre Aurora y Titón,
demuestra que Titón, en su carácter original, deba haber sido ciertamente el
mismo “cazador poderoso” de las Escrituras, pues el nombre de ese hijo fue
Memnón (MARCIAL, lib. VIII., s. 21, p. 440, y OVIDIO, Metamorfosis, lib.
XIII. l. 517, vol. II. p. 467), que significa “El hijo del manchado,”25 identificando
de este modo al padre con Nimrod, cuyo emblema era la piel mancha-
24 De Tzet o Tzit, “alumbrar,” o “encender,” que en caldeo se convierte en Tit, y Thon,
“dar.”
25 De Mem o Mom, “manchado,” y Non, “hijo.”
475
da del leopardo. Nino o Nimrod fue adorado como el hijo de su propia esposa,
y esa esposa, Aurora, era la diosa del alba. Cuando Isaías (14:12), hablando
del rey de Babilonia, que era su representante, dice: “¡Cómo caíste del
cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!,” vemos cuán exacta es la referencia que
hace de Faetón. En otras palabras, el matrimonio de Orión con Aurora, lo
convirtió en “El que enciende la luz,” o en el “autor del culto al fuego,” lo que
según Homero fue la causa de su muerte, habiendo perecido a consecuencia
de la ira de los dioses (La Odisea, lib. V. l. 124, p. 127). 2. Que Faetón se
representaba ciertamente como el hijo de Aurora, lo prueba suficientemente
la historia conocida relatada por Ovidio. Mientras Faetón proclamaba que
era el hijo de Febo, o el sol, se le reprochaba que sólo era hijo de Merope, es
decir, del esposo mortal de su madre Climene (OVIDIO, Metamorfosis, lib.
II. ll. 179-184, y Nota). Esta historia quiere decir que esa madre resultó ser
Aurora, no en el sentido material del término, sino en su sentido místico,
como “la mujer preñada con luz;” y, en consecuencia, su hijo fue considerado
como “El que trae la luz,” el que iba a iluminar al mundo, “Lucifer, el hijo de
la mañana,” que fue el supuesto iluminador de las almas de los hombres.26 El
nombre de Lucifer en Isaías es la misma palabra de la cual viene Eleleus, uno
de los nombres de Baco. Viene de “Helel”, que significa “irradiar” o “producir
luz,” y que es evidentemente el nombre de Titón. Tenemos evidencia de
que Lucifer, el hijo de Aurora, o la mañana, fue adorado con el mismo carácter
que Nimrod, cuando apareció en su nuevo carácter como un niño, pues
existe una inscripción en estos términos:
“Bono Deo
Puero Phosphoro.” (Ver WILKINSON, vol. IV. p. 410).
De este Faetón, o Lucifer, que fue arrojado del cielo, se comprobó además
que era Jano, pues a Jano se le llama “Pater Matutinus” (HORACIO, Sátiras
II. 6, 20, p. 674); y el significado de esto aparecerá en uno de los aspectos en
que se descubre el significado del nombre de la Dea Matuta. Dea Matuta
26 El lector verá por la siguiente cita del Pancarpium Marianum, que a la Virgen de
Roma no sólo se le da el nombre de Aurora, sino que ese nombre se le aplica evidentemente
en dos sexos distintos, especificados en el texto: “Oh, Aurora Maria, quae a
lumine incepisti, crevisti cum lumine, et nunquam lumine privaris. Sicut lux meridiana
clara es. Dominum concepisti, qui dixit, Lux sum mundi” (cap. 41, p. 170).
“Numquid sol justiciae Christus , qui dixit. Lux sum mundi, operamini, dum dies
est? Numquid hanc solis aeterni lampadem aurora Maria consurgens invexit; sugite
soporati?” (Ibid., p. 171). Estas palabras contienen ambas ideas del nombre de la
Aurora pagana.
27 Matuta viene de la misma palabra que Tithonus, es decir, Tzet, Tzit, o Tzut, que en
caldeo se convierten en Tet, Tit, o Tut, “alumbrar” o “enncender.” De Tit, “encender”
viene el latino Titio, “una tea,” y de Tut, con la m formativa prefija, viene Matuta, lo
mismo que de Nasseh, “olvidar,” con la misma m formativa prefija viene Menasés,
“olvidando,” el nombre del hijo mayor de José (Génesis 41 :51). La raíz de este
verbo se da comúnmente como “Itzt;” pero véase el Léxico de BAKER (p. 176),
donde también se da como “Tzt.” Es evidente que de esta raíz viene la palabra sánscrita
“Suttee,” ya mencionada.
476
significa “La diosa que enciende o que hace la luz;”27 y, según Prisciano, ella
se identificaba con Aurora: “Matuta, quae significat Aurorame”
(PRISCIANO, II. p. 591, apud Sir WILLIAM BETHAM, Etruria, vol. II. p.
53). Matutinus es, evidentemente, sólo el correlativo de Matuta, diosa de la
mañana; Jano, por tanto, como Matutinus, es “Lucero, hijo de la mañana.”
Pero, además, Matuta se identificaba con Ino, después de que ella se sumergió
en el mar, y trajo consigo a su hijo Melicertes, siendo transformada en
una divinidad marina (Gradus ad Parnassum, sub voce “Ino”). En consecuencia,
su hijo Melicertes, “rey de la ciudad amurallada,” es el mismo Janus
Matutinus, o Lucifer, Faetón, o Nimrod.
Todavía queda otro eslabón por el cual se identifica a Melicertes, la divinidad
del mar, o Janus Matutinus, con el dios primitivo de los adoradores del fuego.
El nombre más común de Ino, o Matuta, después de haber pasado por las
aguas, fue Leucotea (OVIDIO, Metamorfosis, lib. IV. ll. 541, 542). Leucotoe
o Leucotea tiene un doble significado por derivarse tanto de “Lukhoth,” que
significa “alumbrar,” o “encender,”28 o de Lukoth, “espigar.” En la medalla
maltesa ya vista, el lector encontrará explicados estos dos sentidos. La espiga
de trigo al lado de la diosa, aunque es más común que la sostenga en la mano,
en tanto que se refiere realmente al significado oculto como la Madre de Bar,
“el hijo;” para los no iniciados, la muestra como Specilega, o “La Espigadora,”
“el nombre popular,” dice Hyde (De Religione, Vet. Pers. p. 392), “para la
hembra con la espiga de trigo, representada en la constelación de Virgo.” En
Bryant (vol. III. p. 245), Cibeles está representada con dos o tres espigas de
trigo en la mano, pues así como había Bacos que se distinguían particularmente,
en consecuencia había tantos “Bars;” y ella podía, por tanto, ser representada
con una, dos o tres espigas en la mano. Pero, volviendo a la medalla
maltesa, hagamos referencia a las llamas que salen de la cabeza de Leucotea,
la “Espigadora,” y que demuestran que ella, aunque ha pasado por las aguas,
sigue siendo Leucotea “La que quema” o “La que da luz.” Y los rayos alrededor
de la mitra del dios en el reverso de la medalla, se corresponden completamente
con el carácter de ese dios como Eleleo, o Featón; en otras palabras,
como “el Hijo que resplandece.” Este “Hijo resplandeciente” ocupa,
como Melicertes, “El rey de la ciudad amurallada,” el mismo lugar que “Alá-
Mahozim,” cuyo representante es el Papa, como ya se ha demostrado en otro
lugar. Pero es igualmente la divinidad marina y, como tal, lleva la mitra de
Dagón (compárense las figuras Nº 37 y Nº 49, donde se dan diferentes representaciones
de la misma divinidad maltesa). La mitra de cabeza de pez, que
lleva el Papa, demuestra que también en este carácter, como la “Bestia del
mar,” él es el representante incuestionable de Melicertes.
28 En hebreo, el verbo es Lhth, pero la letra hebrea “He” se convierte frecuentemente
en Heth en caldeo, con la fuerza de Kh.
477
NOTA P
El estandarte romano del Dragón, un símbolo del culto al fuego
El pasaje de Amiano Marcelino que habla sobre ese estandarte, lo llama
“purpureum signum draconis” (lib. XVI. cap. 12, p. 145). Sobre esto puede
surgir la pregunta, ¿hace alguna referencia al fuego el epíteto purpureum,
como descriptivo del color del dragón? La siguiente cita de Salverté puede
arrojar claridad al respecto: “El dragón figuraba entre las insignias militares
de los asirios. Ciro hizo que fuera adoptado por los persas y los medos. Bajo
los emperadores romanos, al igual que bajo los bizantinos, cada cohorte o
centuria llevaba como insignia un dragón” (Las Ciencias Ocultas, Apéndice,
Nota A, p. 486). No hay duda de que el estandarte del dragón o serpiente de
los asirios se mezclaron conjuntamente en ambos países (ver LAYARD, Nínive
y sus Ruinas, vol. II. pp. 468, 469). Por tanto, como los romanos tomaron
evidentemente estos estandartes de estas fuentes, se presume que los tenían
en la misma estima en que los tenían aquellos de quienes los tomaron, especialmente
cuando esa estima estaba tan exactamente en armonía con su propio
sistema del culto al fuego. El epíteto purpureus o “púrpura,” no da a
entender ciertamente para nosotros la idea del color del fuego. Pero sí la idea
de rojo; y el rojo, en una forma o en otra, se ha usado siempre en forma
unánime entre las naciones idólatras para representar al fuego. Los egipcios
(BUNSEN, vol. I. p. 290), los hindúes (MOOR, Panteón, “Brahma,” p. 6),
los asirios (LAYARD, Nínive y sus Ruinas, vol. II. cap. 3. p. 312, Nota),
representaban el fuego por el rojo. Los persas hacían lo mismo evidentemente,
porque cuando Quinto Curcio describe a los magos como seguidores del
“fuego sagrado y eterno,” describe los 365 jóvenes que formaban el séquito
de estos magos como “puniceis amiculis,” ataviados con “vestiduras escarlatas”
(lib. III. cap. 3. p.42), el color de estas vestiduras hace referencia, sin
duda, al fuego, cuyos ministros eran ellos. Puniceus equivale a purpúreos,
pues en Fenicia, donde se encontró originalmente la púrpura o pez-púrpura,
el color sacado de ese pez-púrpura era escarlata (ver KITTO, Comentario
Ilustrado, sobre el Exodo 35 :35, vol. I. p. 215), y es “arguna,” el propio
nombre de ese pez-púrpura fenicio, el que se usa en Daniel 5 :16-19, donde
se dice que el que interpretara la escritura de la pared, sería “vestido de púrpura.”
Los tirios poseían el arte de hacer verdaderas púrpuras, así como
escarlatas ; y parece que no hay duda de que purpureus se usaba frecuentemente
en sentido común y corriente, unido a nuestra palabra púrpura. Pero el
significado original del epíteto es escarlata; y como el color escarlata subido
es el color natural para representar el fuego, así que tenemos razón para creer
que ese color, cuando se usaba para las vestiduras oficiales entre los tirios,
tenía una relación especial con el fuego, pues el tirio Hércules, que era considerado
como el inventor de la púrpura (BRYANT, vol. III. p. 485), era considerado
también como el “Rey del Fuego” (NONNOS, Las Dionisiacas, lib.
XL. l. 369, vol. II. p. 223). Cuando encontramos que la púrpura de Tiro
producía el color escarlata que representaba naturalmente al fuego, y que
puniceus, que equivalía a purpureus, se usó evidentemente por escarlata, no
hay duda que nos impida entender aquí a purpureus en el mismo sentido,
478
pero se requiere de algo más, pues aun cuando se admitiera que el matiz era
más subido, y que purpureus significaba la verdadera púrpura, como rojo, del
cual es un matiz, siendo el color establecido para el fuego, y que, como la
serpiente era reconocida universalmente como el símbolo del culto al fuego,
es fuerte la probabilidad de que el uso del dragón como estandarte oficial de
Roma, fuese ideado como emblema de ese sistema de culto al fuego, del que
se creía que dependía la seguridad del Imperio.
NOTA Q
La Matanza de los Testigos
¿Esto ya pasó, o todavía sigue ocurriendo? Esta es una pregunta vital. En
estos momentos, la doctrina favorita es la de que esto pasó hace siglos, y que
esa noche tan obscura de sufrimiento para los santos de Dios no puede volver
de nuevo, como ocurrió sólo antes de la era de la Reforma. Este es el principio
fundamental de una obra que acaba de aparecer con el título de El Gran
Exodo, lo que quiere decir que por mucho que pueda atacarse la verdad, por
mucho que los santos de Dios puedan ser amenazados, y por mucho que sus
temores puedan hacerse presentes, ellos no tienen razón para temer, pues el
Mar Rojo se dividió y las tribus del Señor pasaron a pie seco, y todos sus
enemigos, como el faraón y sus ejércitos, se hundieron en arrollador desastre.
Si la doctrina sostenida por muchos de los más serios intérpretes de las Escrituras
del siglo pasado, incluyendo nombres como los de Brown de Haddington,
Tomás Escoto, y otros, está bien fundamentada, la represión del testimonio
de los testigos está por venir todavía. La teoría en referencia debe ser no sólo
un error, sino un error de la tendencia más fatal, un error que aparta a los
eruditos de su guardia, y les da una excusa para seguir el camino más fácil,
antes que perseverar por Cristo, preparando el camino para esa misma extinción
del testimonio que está profetizada. No entro en ninguna disquisición
histórica en cuanto al asunto, bien sea que, como hecho, sea cierto que los
testigos fueron muertos antes de que apareciera Lutero. Aquellos que deseen
una argumentación histórica sobre el asunto, pueden verla en la República
Roja, aunque me aventuro a creer que no ha sido respondida todavía. Tampoco
creo que esto importe mientras se examina particularmente la suposición
del Dr. Wylie, y sostengo que se trata de una pura y gratuita suposición el
hecho de que durante 1260 días los santos de Dios, en tiempos del Evangelio,
iban a sufrir por causa de la justicia, esto tenga ninguna relación, cualquiera
que ella sea, con la mitad del tiempo de un total simbolizado por las “siete
veces” que pasaron sobre Nabucodonosor cuando estuvo sufriendo y pagando
el castigo por su soberbia y su blasfemia como representante del “poder
temporal.”29 Pero sólo para esto llamo la atención del lector, que así sea sobre
la teoría del mismo Dr. Wylie, los testigos de Cristo posiblemente no podían
haber terminado su testimonio antes de que se produjera el decreto de la
Inmaculada Concepción. La teoría del Dr. Wylie, y la de aquellos que son de
su misma opinión, de que la “terminación del testimonio” significa la “consumación
de los elementos” del testimonio, dan un pleno y completo testimonio
contra los errores de Roma. El mismo Dr. Wylie admite que “el dogma de
479
la ‘Inmaculada Concepción´ [que se dio a la luz sólo hace unos pocos años]
que declara a María verdaderamente “divina,” la pone en los altares de Roma
prácticamente como el único y supremo objeto de culto” (El Gran Exodo, p.
109). Esto NUNCA se hizo antes y, por tanto, los errores y blasfemias de
Roma no estuvieron completos hasta que ese decreto se hubo promulgado, y
ni siquiera entonces. Si la corrupción y la blasfemia de Roma estaban “incompletos”
hasta nuestros días, y si ellos han alcanzado una altura de la que
nunca antes hubo testimonio, como todos los hombres sintieron y declararon
instintivamente cuando se publicó ese decreto, ¿cómo podía estar “completo”
el testimonio de los testigos antes del día de Lucifer? No hay nada que
decir, sino que el principio y el germen de este decreto estaban operando
desde mucho antes. Lo mismo puede decirse de todos los errores capitales de
Roma mucho antes del día de Lucifer. Todos ellos estaban en esencia y en
substancia, desarrollados muy ampliamente desde cerca del tiempo en que
Gregorio el Grande ordenó que la Virgen fuera llevada en procesión para
suplicar al Altísimo que quitara la pestilencia de Roma, cuando la pestilencia
estaba haciendo tanto estrago entre sus ciudadanos. Pero esto no prueba, en
modo alguno, que ellos estaban “completos,” o que el testimonio de Cristo
pudiera entonces “terminar su testimonio” contra los errores y la corrupción
del papado. Someto este punto de vista a todos los lectores inteligentes para
su consideración piadosa. Si no tenemos “conocimiento de los tiempos” es
necesario que “sepamos lo que Israel tiene que hacer.” Si estamos diciendo
“Paz y seguridad” cuando la tribulación está cerca, o menospreciamos la naturaleza
de esa aflicción, no podemos estar preparados para la gran batalla
cuando llegue la contienda.
29 El autor no se da cuenta de que la humillación del rey de Babilonia es un símbolo de
la humillación de la Iglesia. Entonces, ¿cómo puede establecer cualquier relación
simbólica entre las “siete veces” de un caso, y las “siete veces” del otro? Parece que
cree que es más que suficiente con establecer esa relación, si él puede encontrar un
punto de semejanza entre Nabocodonosor, el déspota humillado, y el “poder temporal”
que oprime respectivamente a la Iglesia durante los dos períodos de las “siete
veces.” Ese único punto es la “locura” del uno, y la “locura” de la otra. Podría
preguntarse, ¿empezó entonces “el poder temporal” con toda su verdadera intención
antes de las “siete veces”? Pero, dejando esto a un lado, aparece la objeción vital: La
locura en el caso de Nabucodonosor fue simplemente una aflicción; en la otra fue un
pecado. La locura de Nabucodonosor no lo llevó, hasta donde sabemos, a oprimir a
un solo individuo; la locura del “poder temporal,” según la teoría, se caracterizó esencialmente
por la opresión de los santos. ¿Dónde puede haber, entonces, la menor
analogía entre los dos casos? Las “siete veces” del rey de Babilonia fueron siete
veces de humillación, y únicamente de humillación. El monarca sufriente no puede
ser un símbolo de la Iglesia sufriente; y menos todavía pueden sus “siete veces” de la
más baja humillación, cuando el poder y la gloria le fueron arrebatados, ser un símbolo
de las “siete veces” del “poder temporal,” cuando ese “poder temporal” iba a concentrar
en sí mismo toda la gloria y la grandeza de la tierra. Esta es una objeción
mortal para esta teoría. Entonces, que el lector vea solamente la siguiente frase de la
obra en consideración, y la compare con el hecho histórico, y se dará cuenta todavía
más de cuán infundada es la teoría: “Se sigue innegablemente,” dice el autor (pp. 184,
185) “que como la Iglesia iba a ser tiranizada por el poder idólatra durante todas las
siete veces, ella sería oprimida durante la primera mitad de las ‘siete veces’ por la
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idolatría en forma de paganismo, y durante la última mitad por la idolatría en forma
de papado.” La primera mitad, o 1260 años, durante los cuales la Iglesia iba a ser
oprimida por la idolatría pagana, se habrían terminado exactamente en el año 530 ó
532 D.C., cuando Justiniano cambió el decorado, y puso en escena un nuevo opresor.
Pero se pregunta, ¿dónde se encontraba el “poder temporal” hasta el año 530 D.C.,
para mantener “la forma de la idolatría pagana? Desde el tiempo de Graciano, por lo
menos, quien para el año 376 D.C. abolió formalmente el culto de los dioses, y confiscó
sus rentas, ¿dónde había tal poder pagano para que persiguiera? Hay ciertamente
un intervalo muy considerable entre el año 376 y el año 532. Las necesidades
de la teoría requieren que ese paganismo, y ese paganismo reconocido sea observado
persiguiendo a la Iglesia continuamente hasta el año 532; pero durante 156 años no
existió nada parecido al “poder temporal” pagano para perseguir a la Iglesia. “Las
piernas del cojo,” dice Salomón, “no son iguales;” y si a los 1260 años de persecución
pagana les faltan nada menos que 156 años del período profetizado, debe ser claro,
seguramente, que la teoría cojea mucho de un lado, por lo menos. Pero, pregunto,
¿los hechos concuerdan con la teoría aun en relación con la terminación de los segundos
1260 años en 1792, en tiempos de la Revolución francesa? Si los 1260 años de la
opresión papal terminaron entonces, y si luego vino el Anciano de días para dar el
juicio final sobre la bestia, El también vino para hacer algo más. Esto aparecerá en el
lenguaje de Daniel 7:21,22 : “y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos,
y los vencía, hasta tanto que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del
Altísimo; y vino el tiempo, y los santos poseyeron el Reino.” Este lenguaje significa
que el juicio sobre el cuerno pequeño, y el poner a los santos en posesión “del Reino”
son acontecimientos contemporáneos. Hace tiempo que el gobierno de los reinos del
mundo ha estado en las manos de hombres mundanos que no conocen a Dios, ni lo
obedecen; pero ahora, cuando Aquel a quien pertenecen los reinos viene a juzgar a
sus enemigos, El también viene a pasar el gobierno de los reinos de aquellos que
abusaron de él, a las manos de aquellos que temen a Dios y que rigen su conducta
pública por Su voluntad manifiesta. Esto es, evidentemente, el significado de la declaración
divina. Suponiendo que 1792 fuera el tiempo profetizado de la venida del
Anciano de días, se requiere que, desde entonces, los principios de la Palabra de Dios
hayan estado liderando, cada vez más, los gobiernos de Europa, y que hombres buenos
y santos del espíritu de Daniel y Nehemías, deben haber ido avanzando hacia los
altos lugares del poder. Pero, ¿esto ha sido así, de hecho? ¿Hay en toda Europa una
nación que actúe hoy sobre principios bíblicos? ¿Gran Bretaña misma lo ha hecho
así? Si es notorio que sólo tres años después del reino de la justicia, según esta teoría,
debe haber comenzado lo que esa política sin principios empezó lo que no ha dejado
una pizca de apariencia de respeto por el honor del “Príncipe de los reyes de la tierra,
en el gobierno público de esta nación. Fue en 1792 cuando Pitt y el Parlamento
británico pasaron la Ley para la erección del Colegio católico romano de Maynooth,
que contribuyó al comienzo de una serie que, año tras año, ha colocado al “Hombre
de Pecado” en posición de poder en esta tierra a la que amenaza, si la misericordia
divina no interviene milagrosamente para librarnos de la completa esclavitud del
Anticristo. Sin embargo, según la teoría de El Gran Exodo, tenía que haber sido lo
contrario a esto.